jueves, 31 de diciembre de 2009

“ACTIVIDAD PARANORMAL”

En los primeros años del cine quedó claro el nivel de realidad indiscutible que tienen sus imágenes para el espectador, con dos episodios que quedaron en la Historia del Séptimo Arte: con la imagen de una locomotora que avanzaba hacia la cámara, lo que provocó que el público saliera corriendo despavorido; y luego con la imagen de una pistola disparando también hacia la cámara, lo que produjo el terror en los asistentes a la sala.

En “Actividad Paranormal” (2007), más de cien años después, ocurre algo similar, provocando demostraciones de horror incontenibles entre los espectadores; y, por este mismo motivo, un gran éxito de taquilla e importantes perspectivas para el director y guionista de esta ópera prima, el israelita Oren Peli, que fue contratado luego por Dreams Works, el estudio de Steven Spielberg y que en 2010 estrenará su segundo filme: “Área 51”.

Peli, de 38 años, proveniente de la programación de video juegos, con un presupuesto bajísimo, construyó una cinta de ficción de gran interés, por demostrar nuevamente la premisa con que iniciamos este texto. Medio en broma, medio en serio, una pareja recién cambiada de casa, conformada por Micah (Micah Sloat) y Katie (Katie Featherston), deciden colocar una cámara en su habitación, para captar algún posible actividad paranormal, ya que se escuchan ruidos en la vivienda.

De ahí en adelante el espectador conocerá todo lo que ocurre con la pareja y en la casa, a través de esta cámara documental, que en algunos momentos dejará de ser fija, para portarla Micah, cuando ocurren situaciones extrañas fuera de la pieza e insiste en grabarlas, producto de una obsesión por el registro, actitud también muy ligada con el nacimiento y desarrollo del cine.

Este tour de force, una sola locación y la existencia de sólo dos personajes, termina siendo una de las fortalezas de la película, por la eficacia de Peli, basada en la naturalidad de las actuaciones y por la progresión paulatina en los acontecimientos, que va acentuando la reacción de miedo en el público.

Al intentar resolver solos la presencia de una entidad paranormal en la casa, la pareja permite que aquella vaya claramente avanzando en su presencia y en la posesión de Katie, la cual se va transformando sutilmente, al igual que la actitud de Micah frente a los hechos, que pasa de escepticismo a desesperación.

Además, en un comienzo, los sucesos ocurren solamente mientras duermen Katie y Micah; lo que resulta muy apropiado por la vulnerabilidad a la que está expuesto el ser humano durante este estado, lo que produce mayor miedo en el espectador, a esa altura absolutamente identificado con la suerte de la pareja.

Por otro lado, la existencia de esta cámara que todo lo registra y de la cual nadie duda, lleva al público a adelantar en su fuero interno lo que va ocurrir, al menor ruido o movimiento. El espectador siempre espera algo peor a lo que efectivamente se muestra en la cinta, salvo en el sugerente final; por lo cual el filme se construye en base al suspenso y juega con el miedo a lo desconocido, una de las emociones humanas más primitivas y básicas.

Las únicas inconsistencias del guión de “Actividad Paranormal” son la referencia a un caso similar de posesión de una tal Diane, que no se explica claramente; y la aparición de un psíquico (Mark Fredrichs), que, a pesar de estar dos veces en la casa, los abandona a su suerte, prometiendo la visita de un demonólogo que finalmente nunca aparece.

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