jueves, 19 de noviembre de 2009

“ILUSIONES OPTICAS”

En períodos de transición, las personas muchas veces interpretan las señales de la realidad de acuerdo a su conveniencia y no se convencen y aceptan las nuevas condiciones de sus vidas; lo que finalmente es una manifestación de la idiosincrasia de un grupo social, en un determinado momento de su evolución cultural.

Esto también se podría graficar con la expresión la realidad “depende del cristal con que se mira”, muy atingente al cine y puntualmente a la cinta “Ilusiones Opticas” (2009), ópera prima del cineasta valdiviano Cristián Jiménez, que con su título hace alusión al autoengaño que en ocasiones se inflingen los individuos, que no quieren asumir nuevas situaciones desventajosas, en un país exitista y con modelos de países desarrollados, que no se condicen con nuestra realidad provinciana y subdesarrollada.

De hecho, las primeras imágenes del filme, aparte de remitirnos a la lluvia y al clima del sur de Chile, están desenfocadas; lo que tiene dos lecturas: la falta de foco en la visión del espectador y en los personajes, especialmente en la mirada subjetiva de Juan (Iván Alvarez), uno de los personajes principales, un ex ciego esquiador, que se ha operado de sus córneas, con lo cual ya no es ciego, pero tampoco ve del todo bien; por lo cual paradójicamente es discriminado por sus antiguos colegas no videntes y tampoco se adapta al mundo “normal”, ya que ve principalmente colores y ha adquirido nuevos temores, que antes no tenía: la vida se le ha vuelto más compleja y solitaria.

Jiménez, de 34 años, estudió Sociología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en la Universidad de Heidelberg; y luego en la Escuela de Economía de Londres, ciudad en la que hizo un Taller de Cine, disciplina a la que derivó con la realización de cortometrajes entre 1995 y 2005. Además, ha sido co-guionista de las cintas “Los Debutantes” y “199 Recetas para ser Feliz” de Andrés Waissbluth, con quien comparte la dirección de la productora Retaguardia Films.

Otros personajes en fase crítica en “Ilusiones Opticas” son David (Gregory Cohen), funcionario de una isapre, que es enviado al departamento de outplacement, eufemismo copiado del modelo estadounidense, en el cual se establece una unidad a la que envían transitoriamente a las personas que se quiere despedir. A esto se suma la actitud de David, que no asume su nueva condición, hasta que renuncia, porque se ha enamorado de secretaria, Manuela (Paola Lattus), la que tiene un serio problema de autoestima por el tamaño de sus senos, aceptando la oferta de la isapre de operárselos a mitad de precio.

El hermano de ésta, Rafael Gajardo (Eduardo Paxeco), es otro personaje paradigmático. Acaba de salir de su cesantía, encontrando trabajo como guardia en un mall, en el cual se enamora perdidamente de cleptómana de buena sociedad, Rita (Valentina Vargas), la cual se ha separado recién del gerente de marketing de la isapre, Gonzalo (Alvaro Rudolphy), el que quiere aprovechar la historia de superación de Juan para desarrollar una campaña de promoción de la alicaída empresa.

Con el avance de la cinta los círculos se van cerrando en torno a los personajes, en la medida en que deben decidir el siguiente paso. Con humor negro y una mirada aparentemente descomprometida, Jiménez va configurando el mundo de relaciones de estos seres inseguros y con vidas mínimas; que retratan a cabalidad a la clase media chilena, esa que queda fuera de las alentadoras cifras de la macroeconomía y que desde siempre se las ha tenido que batir por sus propios medios.

Alvaro Inostroza Bidart

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