viernes, 23 de octubre de 2009

XXY

Hay directores valientes que encaran temas impactantes que habitualmente no están presentes en los estrenos mundiales; y esto es más destacable aún cuando se trata de su ópera prima. Esto supone una dificultad mayor, ya que la posibilidad de caer en los estereotipos y de recargar demasiado las tintas es bastante cierta, sobre todo cuando no se tiene experiencia. Por otro lado, el hecho de salir airoso de esta prueba y demostrar inteligencia en el guión, sutileza en el desarrollo de los personajes y sensibilidad visual, permite vaticinarle al autor un futuro promisorio.

Es el caso de Lucía Puenzo, cineasta argentina que en “XXY” (2007), dirigida y escrita por ella, a partir de un cuento de Sergio Bizzio, llamado “Cinismo”; cuenta la historia de una adolescente hermafrodita y de su despertar sexual, que la lleva a la encrucijada de asumirse tal cual o de buscar definir su género, a través de una posible operación.

Puenzo, de 34 años, había con anterioridad escrito el guión de importantes cintas argentinas: “La Puta y La Ballena” (2004) de Luis Puenzo, “A Través de tus Ojos” (2006) de Rodrigo Fürth y “Lo que Tiene el Otro” (2007) de Miguel Perelló; por lo cual el oficio narrativo ya lo tenía bien adquirido, lo que se ratifica en “XXY”.

Alex (Inés Efrón) es un adolescente de quince años, que vive con sus padres, Kraken (Ricardo Darín) y Suli (Valeria Bertuccelli) en un balneario de pescadores, cerca de Pirlápolis, en la costa atlántica de Uruguay; lugar al cual han huido desde Buenos Aires, evitando la publicidad y el tratamiento de fenómeno que podría tener su hija hermafrodita.

El problema se suscita por el hecho de que reciben la visita de una pareja de amigos de Suli, Ramiro y Erika (Carolina Pelleritti) que gatillan diversas encrucijadas. La primera es que Ramiro (Germán Palacios) es un conocido cirujano plástico, que le interesa operar a Alex, más por la fama que esto le puede producir que por una necesidad psíquica y física de Alex. El segundo conflicto se genera por el hecho de que el hijo de los recién llegados, Alvaro (Martín Piroyanski), se siente atraído por Alex, lo que genera una extraña relación entre ambos, sin duda lo más perturbador de la cinta y que sin embargo es tratado con contención y rigor.

Por otro lado, está también presente la morbosidad que provoca la noticia del hermafroditismo de Alex en el pueblo de pescadores, que se traduce primero en el intento de un grupo de jóvenes por ver los órganos sexuales de Alex; y que luego se transforma, movidos por el deseo de lo incomprensible, en un intento de violación, del cual la rescata Juan (Guillermo Angelelli), un joven pescador que la ama tal cual es, ambigua e indecisa entre lo masculino y lo femenino.

Esta posibilidad dual, que se trasunta en la parte final del filme, y que parece atraerle a Alex, a pesar de las conversaciones con el médico, con sus padres, con Alvaro; dota a la joven de una singularidad y de una independencia únicas, como un personaje de un drama girego, que hace de Alex un personaje memorable, a pesar de los prejuicios y complejos, que le hacen sentir el rechazo social, salvo el de sus padres.

“XXY” es una cinta singular, que demuestra el talento de su directora; y que merecidamente ganó el Premio Goya 2008 a la Mejor Película Extranjera y el Premio de la Crítica del Festival de Cannes 2007.


Alvaro Inostroza Bidart

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