El mejor estreno nacional del año 2006, narra el reencuentro de un padre moribundo (interpretado acertadamente por Jaime Vadell) con sus tres hijos, a través del cual se efectúa un retrato de la clase media chilena..
Las fortalezas de la cinta radican en el desarrollo de los personajes y en las buenas y parejas actuaciones, manifestadas principalmente en los diálogos director y punzantes, que hacen al espectador los conflictos existentes entre los hermanos, producto de la inseguridad provocada por un padre ausente y vividor, al que a pesar de todo aman profundamente.
El otro acierto de la película es el manejo de la temporalidad, sobre todo cuando se producen los desplazamientos de los personajes, entre Santiago y Valparaíso, y entre Valparaíso y Quintero. El director intercala con efectividad y buen ritmo raccontos de la historia familiar, que sirven para conocer mejor a los personajes y para agilizar la narración dentro de un espacio cerrado, como son los vehículos, y que se podrían transformar fácilmente en lugares claustrófobicos.
Las fortalezas de la cinta radican en el desarrollo de los personajes y en las buenas y parejas actuaciones, manifestadas principalmente en los diálogos director y punzantes, que hacen al espectador los conflictos existentes entre los hermanos, producto de la inseguridad provocada por un padre ausente y vividor, al que a pesar de todo aman profundamente.
El otro acierto de la película es el manejo de la temporalidad, sobre todo cuando se producen los desplazamientos de los personajes, entre Santiago y Valparaíso, y entre Valparaíso y Quintero. El director intercala con efectividad y buen ritmo raccontos de la historia familiar, que sirven para conocer mejor a los personajes y para agilizar la narración dentro de un espacio cerrado, como son los vehículos, y que se podrían transformar fácilmente en lugares claustrófobicos.
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