viernes, 23 de octubre de 2009

“MANSACUE”

Lamentablemente, muchos directores acuden a la comedia pensando que es un género fácil y liviano; y que les permitirá construir una cinta entretenida y graciosa, sin mayores pretensiones estéticas. Lo que olvidan aquellos cineastas es que una comedia bien hecha, inteligente y que retrate a cabalidad, con elementos de humor y de drama, a un grupo social determinado, también puede resultar entretenida; y de hecho, para los amantes del cine como arte, estos factores son indispensables para que una película les produzca interés.

Evidentemente, hacer una comedia con estas características es mucho más difícil; pero esto corre para cualquier género cinematográfico; y no sólo para éste. Por esto resulta interesante establecer qué hace que una comedia tenga valor estético. En primer lugar, el guión. La historia y los personajes debe tener la profundidad suficiente como para que sean paradigma de la idiosincrasia de una cultura, en una época determinada.

En el estilo literario debe primar el humor, pero también elementos dramáticos; combinación que será fiel descripción de los avatares normales de cualquier existencia. En lo estrictamente audiovisual, la puesta en escena y el montaje tendrán que ser evaluados acorde con los objetivos estéticos y de contenido que el director se ha trazado con la cinta.

Vale esta disquisición para decir que “Mansacue” (2008), segundo largometraje del cineasta chileno Marco Enríquez es una comedia que carece de calado, que se queda en la anécdota y que carecerá de interés para los espectadores que respetan al cine como lenguaje estético. El filme está estructurado como dos episodios, que giran en torno a individuos que se ganan el Kino, situaciones que Enríquez extrajo del programa televisivo “La Vida es una Lotería” y que dirigió entre 2002 y 2006.

Enríquez, de 34 años, estudió Filosofía en la Universidad de Chile y Cine en Francia. Ha realizado además cortometrajes, documentales como “El Gran Teatro de Franklin” (1992), “Rafael Gumucio” (1994), “Mankacen, Cazador de Sombras” (1994) y “Chile, los Héroes están Fatigados” (2002); y el largometraje “Bienvenida Casandra” (1996), que no se estrenó comercialmente.

El primer episodio de “Mansacue” está ambientado en una toma de terrenos en Santiago, debido a que a Eric (Fernando Gómez Rovira), se le vuela el boleto ganador; y debe internarse en la población, junto a su esposa Paola (Carolina Oliva), para recuperarlo. El ticket ha sido recogido por el poblador Brito (Luis Dubó) y su pareja (Claudia Pérez), lo que produce un enfrentamiento de clases entre el matrimonio arribista y los proletarios resentidos, la verdad no muy bien logrado; además con la gratuita participación de los cantantes Peter Rock y Miguelo, que hacen de unos pocos creíbles detectives.

Luego, y sin mediar ningún paso claro, viene el episodio ambientado en el altiplano, en Cariquima, donde un geógrafo, Mario (Cristián Riquelme), se gana el Kino y, junto a su pareja, Tere (Dayana Amigo), deben ocultar la noticia, ya que en el pueblo aymará existe la tradición de compartir todo, hábito que les ha enseñado el nativo Juanito (Luis Dubó) y que les hace cometer todo tipo de estupideces para escapar del pueblo.

Como injustificado remate, la cinta culmina con un gag irrelevante, en el cual el cómico Daniel Vilches interpreta a un ganador del Kino, que trata infructuosamente de cobrar el premio en un banco, donde es atendido por dos funcionarias, interpretadas por la vedette Beatriz Alegret y por la animadora Karen Doggenweiler, que se convierte en una sarta de garabatos, recurriendo al facilismo, al igual que todo el filme.


Alvaro Inostroza Bidart

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