viernes, 23 de octubre de 2009

“EL SABOR DE LA NOCHE”

Hay directores chinos, ya sean del continente o de Hong Kong o Taiwán, que están sonando fuerte en Occidente ha ya rato, como Zhang Yimou, Chen Kaige y Ang Lee; a los cuales se ha sumado hace unos diez años Wong Kar Wai, el cual posee un particular estilo, definido como poético, que le ha permitido entrar sin muchos problemas en los circuitos occidentales del cine arte, pero no aún masivamente en las salas comerciales.

Tanto es su prestigio autoral, que ha sido destacado por la reputada revista francesa “Cahiers du Cinema”, que resalta la evocación que provoca su cine respecto de la Nueva Ola francesa; y por el director estadounidense Quentin Tarantino, por su particular forma de enfrentar la violencia, más dirigida a sus motivaciones y trasfondos que a la simple destreza coreográfica, tan usual en el cine de Hong Kong.

El estreno de su última cinta, “El Sabor de la Noche” (2007), primera película que dirige, escribe y produce en Estados Unidos, ratifica su talento y esta visión poética de la existencia, a pesar de la soledad y el desamor que agobian a los personajes de este filme.

Kar Wai nació en Shanghai hace 50 años y estudió diseño gráfico en la Universidad Politécnica de Hong Kong, luego de lo cual se transformó en guionista de televisión, antes de pasar a la dirección de largometrajes en 1988 con “As Tears go By”. Luego vinieron “Days of Being Wild” (1990), “Ashes of Time” (1994), “Chungking Express” (1994), “Fallen Angels” (1995) y “Happy Together” (1997), con el cual ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Con posterioridad ha dirigido “In the Mood of Love” (2000) y “2046” (2004), que lo han consagrado como uno de los cineastas chinos más importantes de la actualidad.

“El Sabor de la Noche” cuenta la historia de Elizabeth (la cantante Norah Jones en un destacado debut como actriz), una neoyorquina abandonada por su pareja, que establece una intensa amistad con el dueño del bar de la esquina, Jeremy (Jude Law), luego de dejarle las llaves del departamento, para que las retire su ex. Elizabeth inicia un largo periplo por Estados Unidos, que la lleva durante nueve meses por ciudades como Memphis o Las Vegas, para intentar olvidar a su ex, manteniendo una relación epistolar con Jeremy, que les permite a ambos narrar sus sentimientos y observaciones sobre la realidad que van viviendo durante el tiempo de movimiento de ella y la espera quieta de él.

Como un modo de dejar patente esta transfiguración de Elizabeth y sus sentimientos, pasa a llamarse Lizzy, luego Beth, para volver finalmente a su nombre original cuando vuelve al viejo bar de la amistad y del nuevo amor. En su viaje de dolor y recuperación, Elizabeth se cruza con otros personajes que también sufren y a los cuales entrega confianza y su ingenuidad, como una purificación.

El policía Arnie (David Strathain), alcohólico y destrozado por el desamor de su esposa, Sue Lynne (Rachel Weisz), son los primeros en cruzarse en su destino; para finalmente encontrarse con la jugadora empedernida Leslie (Natalie Portman), la cual necesita urgentemente una amiga, pemitidiéndole, como en una parábola, encontrar su propia paz, al ritmo de la música de Ry Cooder, impecable para la mirada sabia de Kar Wai.


Alvaro Inostroza Bidart

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