lunes, 26 de octubre de 2009

“CHE: GUERRILLA”

Hay personajes de la Historia que concitan una adhesión tan masiva, que con el tiempo se transforman en verdaderos mitos e iconos culturales, más allá incluso de los verdaderos detalles de su existencia concreta.

Es el caso del argentino Ernesto Guevara, más conocido como el “Che”, que tuvo un papel clave en la revolución cubana y que posteriormente, abandonando su cargo de Ministro de Industria en la isla, se trasladó a Bolivia, para intentar levantar un movimiento guerrillero, que condujera al poder un opción de justicia y avances sociales para los campesinos y mineros altiplánicos.

Steven Soderbergh, reputado cineasta estadounidense, se dio a la tarea de recrear la historia del Che en el 2008, dividiéndola en las dos partes referidas anteriormente: la primera, titulada “Che: el Argentino”, sobre la revolución cubana; y la segunda, “Che: Guerrila”, sobre la frustrada experiencia en Bolivia, hasta su muerte.

Soderbergh, de 46 años, optó claramente por la recreación documental, ya que se basó en los Diarios del Che y en los hechos desde su perspectiva histórica, evitando todo tipo de ideologismos o connotaciones moralizantes, que empujaran las simpatías del espectador en algún sentido.

Cuesta creer que el director de las millonarias “Traffic” (2000), “Solaris” (2002), “Ocean’s Eleven” (2001), “Ocean’s Twelve” (2004) y “Ocean’s Thirteen” (2007) no haya optado intencionalmente por este estilo desprovisto de artilugios y efectos. Pero no hay que olvidar que Soderbergh también ha dirigido cintas como “Sexo, Mentiras y Video” (1990), “Kafka” (1991), “El Rey de la Colina” (1993), “Underneath” (1995), Schizopolis” (1996), “Gray’s Anatomy” (1996), “The Limey” (1999), “Erin Brockovich” (2000) y “Bubble” (2005), en las cuales, con pocos recursos, ha demostrado tener una visión personal del mundo y un manejo original del lenguaje cinematográfico.

En este filme se agradece esta perspectiva documental, que posibilita que el espectador se forme sus propios juicios acerca de este personaje de la historia latinoamericana, tan cercano en el tiempo, en la geografía y en sus preocupaciones, aún vigentes, ya que se mantienen las condiciones de pobreza y desigualdad en diversas zonas del subcontinente.
Interpretado brillantemente por Benicio del Toro, el Che, comparte esta etapa con algunos cubanos que los acompañaron, liderados por Joaquín Acuña (Jorge Perrugorría); y principalmente bolivianos. En este sentido, destaca la conversación que sostiene con el secretario del partido comunista boliviano, Mario Monje (Lou Diamond Phillips), en que éste rechaza la lucha armada, porque “no están dadas las condiciones”, a lo que el Che responde con frases que ya son clásicas.

Otros personajes claves en este proceso fueron el jefe de gobierno boliviano, general René Barrientos (Joaquim de Almeida), el escritor francés Régis Debray (Marc-André Grondin), el pintor y guerrillero argentino Ciro Bustos (Gastón Pauls) y la espía “Tania” Bunke (Franka Potente); los cuales aparecen con naturalidad en la cinta, cumpliendo el papel que les asigna la Historia en la vida del Che, el que se hace más real y humano con esta obra de Soderbergh.


Alvaro Inostroza Bidart

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