miércoles, 9 de abril de 2008

“LAS CRONICAS DE SPIDERWICK”






Dicen que la literatura y el cine fantástico está gozando de un fuerte renacimiento debido a la necesidad de niños, jóvenes y adultos, de un componente mágico y utópico, en una realidad mundial que agobia por su excesivo materialismo, consumismo e individualismo.

Más allá de la verosimilitud de esta afirmación, lo importante es que los productos que se inscriben dentro de este género cinematográfico trabajen con guiones inteligentes, y con una puesta en escena y una edición que resalten las posibilidades visuales de la historia.

En este caso, “Las Crónicas de Spiderwick” (2008), dirigida por el estadounidense Mark Waters; está basada en los libros de los destacados escritores contemporáneos Tony DiTerlizzi y Holly Black, quienes además ofician de productores ejecutivos, con lo cual se aseguran de que la adaptación mantenga la esencia de sus trabajos.

Y esta no es nada más ni nada menos que la realidad no es lo que parece y que ésta, está plagada de seres fantásticos, que podemos ver y sentir en la medida que tengamos una sensibilidad especial y que aquellos mismos seres lo permitan, haciéndose visibles a nuestros ojos, ya que la mayoría de las veces sólo se sienten como brisas frías o presencias asociadas a objetos y lugares.

Arthur Spiderwick (David Strathairn) es un sabio que ha dedicado toda su vida a estudiar duendes, grifos (uno de ellos es su mascota), hadas y un ogro, Mulgarath (Nick Nolte), encarnación del mal y que desea poseer todos los secretos que Arthur, supuestamente muerto, ha aprendido y recogido en su libro de campo, que permanece escondido en la que fuera su casa, la cual a su vez se encuentra protegida por un círculo periférico de hongos mágicos.

La hija de Arthur, Lucinda (Joan Plowright), permanece internada en un hospital psiquiátrico, considerada loca, por su fe en estas historias fantásticas; por lo cual la vieja casona permanece desierta, hasta que llegan a vivir a ella, su heredera y sus hijos, su sobrina Helen Grace (Mary-Louise Parker) y sus hijos Mallory (Sarah Bolger) y los mellizos Jared y Simon (ambos interpretados por Freddie Highmore). El primero, inquieto y rebelde por la reciente separación de sus padres, descubre el libro misterioso y lo devora en una noche, adquiriendo un conocimiento que lo pondrá en peligro, al igual que a toda su familia.

Waters, de 43 años, ratifica con esta cinta el buen manejo de actores y de historias sencillas de otros filmes, sin grandes pretensiones pero que, por lo mismo, agradan de buena forma al espectador y han ido cimentando su prestigio. En 1997 dirigió su primer largometraje, “Almas Gemelas”, que presentó en el Festival de Sundance con gran recepción. Luego vinieron “Cinco Evas y un Adán” (2001), “Freaky Friday” (2003) con Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, “Chicas Pesadas” (2004) nuevamente con Lindasy Lohan y Rachel McAdams y “Como si fuera Cierto” (2005) con Reese Whiterspoon.

En su última entrega, Waters incursiona en el género fantástico con un despliegue visual que no radica sólo en los efectos especiales, sino también en personajes bien definidos, incluso los fantásticos como el duende Thimbletack y el elfo Cerdonio; con los cuales el espectador se identifica plenamente, dejando en claro que el espíritu de la historia tiene que ver con las emociones humanas, siempre en juego cuando el bien y el mal se entreveran.


Alvaro Inostroza Bidart

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