miércoles, 9 de abril de 2008

“3:10 A YUMA”




Hacer cine de género es una manera más que interesante de asumir la creación cinematográfica, porque es un modo de relacionar la producción actual con la historia y el desarrollo de este arte, que ya superó los cien años de vida. Es una manifestación de respeto a la tradición y a modos de ver e interpretar la realidad; una afirmación de validez de los códigos de estos géneros, que el autor hace suyos y renueva con una mirada actual y personal.

Esto es más válido, dentro de la cinematografía estadounidense, en el caso del western; ya que se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que en este género se reflejan buena parte de los valores y los códigos de conducta que construyeron esa nación y que sustentan hasta el día de hoy lo mejor de un país, que tanto ha aportado a la cultura y al desarrollo mundial.

“3:10 a Yuma” (2007), dirigida por James Mangold, asume con claridad estas premisas de homenaje, ya que incluso es un remake de una cinta del mismo nombre, verdadero clásico del género, que fue dirigido por Delmer Daves en 1957 y que fue protagonizada por Glenn Ford y Van Heflin; cuyo guión está basado en una historia corta del gran escritor norteamericano contemporáneo Elmore Leonard.

Mangold, de 44 años, había dirigido anteriormente seis largometrajes: “Heavy” (1995) con Liv Tyler, por el cual obtuvo el Premio al Mejor Director en el Festival de Sundance; “Tierra de Policías” (1997) con Harvey Keitel, Ray Liotta y Robert de Niro; “Inocencia Interrumpida” (1999) con Winona Ryder y Angelina Jolie; “Kate y Leopold” (2001) con Meg Ryan y Hugh Jackman; “Identidad” (2003) con John Cusack y Ray Liotta; y “Johnny y June, Locura y Pasión” (2005) Con Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon., sobre el cantante y compositor Johnny Cash.

En la nueva versión de “3:10 a Yuma”, Mangold respeta los principales conceptos que se manifestaban en la versión original, con personajes bien delineados y emblemáticos. Esto se aprecia en la relación, conflictiva y atrayente, entre los dos protagonistas: el jefe de una banda de asaltantes de diligencias y trenes que ha sido detenido, Ben Wade (Russell Crowe) y un ranchero, Dan Evans (Christian Bale), que se ofrece a formar parte de la comitiva que lo trasladará a la estación, desde donde sale el tren a la Cárcel de Yuma, por 200 dólares que le ayudarán a salvar su hipotecada hacienda.

La relación entre ambos se va transformando, y va pasando del recelo a un respeto no menor; ya Evans siente que debe probarse a sí mismo y a su hijo adolescente Will (Logan Lerman) que puede lograr el objetivo trazado y por otro lado, da la impresión de que Wade podría escaparse en cualquier momento y que finalmente no lo hace solamente para darle una posibilidad a Evans y porque le simpatiza su hombría, su familia y su tesón. Además, queda claro que Wade no mata sin tener un motivo justificado, como ocurre con el cazarecompensas Byron McElroy (Peter Fonda), y en el desenlace final, que resume magistralmente el código de honor de los personajes del western, ya sea que estén a un lado u otro de la ley, circunstancia que muchas veces no han elegido y que asumen hasta las últimas consecuencias.


Alvaro Inostroza Bidart

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