domingo, 30 de marzo de 2008

“SWEENEY TODD: EL BARBERO DEMONIACO DE CALLE FLEET”



Hay autores cinematográficos que tempranamente definen un estilo y una marca, que los acompaña hasta sus últimos días; y que producen mayores o medianas obras, pero que de todos maneras persisten en sus temas y sus modos, provocando sin vacilaciones, adherentes o detractores, sin términos medios.

Es el caso de Tim Burton, director estadounidense que en agosto cumple 50 años, y que sin embargo ya tiene un nombre en la cinematografía mundial, por su estilo expresionista, su cercanía al cómic y la animación y sus temáticas oscuras y violentas; pero siempre expuestas con poesía y con una imaginería visual inspirada y desbordante.

Su última cinta, “Sweeney Todd: El Barbero Demoníaco de Calle Fleet” (2007), sin ser una de sus obras maestras, ratifican los conceptos antes expuestos, tanto por el estilo como por la temática. Basada en un musical, hit de Broadway; quizás este pie forzado (ya que Burton mantiene algunas canciones y diálogos cantados) es su mayor debilidad, ya que por momentos no se entiende como una película tan oscura en su contenido y en su forma, tiene estos verdaderos intermedios musicales; que por lo demás le quitan credibilidad y continuidad a la pasión con que el barbero Sweeney Todd, ex Benjamín Barker (Johnny Depp) planea y concreta su venganza, después de volver a Londres, tras quince años de exilio por un crimen que no cometió, que significaron perder a su esposa (Laura Michelle Kelly) y a su hija Johanna (Jayne Wisener), por el abuso del Juez Turpin (Alan Rickman), obsesionado en poseer a la madre y luego a la hija, con la ayuda del repulsivo bedel Bamford (Timothy Spall).

Burton, que se inició como animador en los Estudios Disney, realizó diversos cortos de animación entre 1971 y 1982, hasta su primer largometraje para televisión, “Hansel y Gretel (1982). En este período se destacan también “Frankeweenie” (1984) y “Las Aventuras de Pee-Wee” (1985). Su etapa más personal comienza con “Beetle Juice” (1988) y continúa con “Batman” (1989), “El Joven Manos de Tijeras” (1990), “El Retorno de Batman” (1992), “Ed Wood” (1994), “Marcianos al Ataque” (1996), El Jinete Sin Cabeza” (1999), El Planeta de los Simios” (2001), “El Gran Pez” (2003), “Charlie y la Fábrica de Chocolates” (2005) y “El Cadáver de la Novia” (2005), período en que realiza algunas personalísimas obras maestras, como “El Joven Manos de Tijeras”, “Ed Wood” y “El Gran Pez”.

Esta vez, en la Inglaterra Victoriana, Burton nos conduce por una oscura historia de revancha y obsesión. Todd está tan empecinado con su venganza, que no trepida en asesinar con su navaja a quien se le cruce por delante, incluso no reconoce a su esposa, aunque ésta, está transformada en una vagabunda desquiciada que olfatea el mal, como un oráculo de la tragedia griega. Turpin, al no tener a la madre, se obsesiona con Johanna; sin darse cuenta que ésta jamás podrá amarlo y que ya eligió al joven marinero Anthony Hope (Jamie Campbell Bower), que no por casualidad ayudó a Todd a regresar a Londres.

Por último, y como una manera de ratificar que el amor puede transformarse en una enfermedad desquiciadora, está la obsesión de Miss Lovett (Helena Bonham Carter), que está enamorada hace años de Todd y que se transforma en su cómplice, triturando a las víctimas para sus ahoar exitosos pasteles de carne, en una relación que está condenada irremediablemente a la tragedia.

Alvaro Inostroza Bidart

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