domingo, 30 de marzo de 2008

“SIN LUGAR PARA LOS DEBILES”



El título original de esta cinta es algo así como “Este No es un País para Viejos”, haciendo alusión a que los antiguos habitantes de Estados Unidos no entienden los niveles de violencia y el sin sentido de las acciones que llevan a cabo los delincuentes en el actual país del norte.

De hecho, “Sin Lugar para los Débiles” (2007), dirigida y escrita por los hermanos Ethan y Joel Coen, basada en la novela del afamado escritor norteamericano Cormac McCarthy, comienza con un relato en off del sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones), hijo y nieto de comisarios, que señala que le cuesta entender los objetivos de los actuales asesinos, que llegan a niveles de violencia desquiciada; y como contraste indica que muchos sheriff de antaño ni siquiera usaban pistola, cosa que en la actualidad sería imposible.

Esto lo lleva a pensar que está fuera de lugar en el presente y durante toda la cinta, Bell transita como desconcertado con los antecedentes que va recopilando e investigando sobre el protagonista del filme, el asesino profesional Anton Chigurh (un espléndido Javier Bardem) y el reguero de muertos que va dejando en el camino, para alcanzar su objetivo: recuperar dos millones de dólares, producto de una transacción frustrada en Río Grande, cerca de la frontera con México, por un cargamento de heroína.

La cinta postula que Estados Unidos ya no está hecho para oficiales como Bell, que necesitan entender lo que hacen y que se mueven con honor y lógica, en un mundo cada vez más incomprensible; por lo cual se respira su pronta jubilación; sobre todo a medida que avanza el caso policial, del cual es casi un mero testigo. Este es el núcleo narrativo de la película y en él, el espectador es sumergido sin consideraciones, para respirar también este sin sentido, a pesar de que Chigurh, se nos indica, tiene principios o más bien un código propio, inalterable y que hará respetar a cualquier precio.

Este asesino tiene otra contraparte, Llewelyn Moss (Josh Brolin), un sujeto que encuentra casualmente el dinero y la heroína, y que opta por quedarse con la plata, simbolizando al cowboy típico norteamericano: cazador, ex soldado de Vietnam y hombre duro; pero que a la larga nada podrá hacer con este nuevo tipo de matador, lucha que representa el enfrentamiento entre un pasado casi romántico y la brutalidad del mundo actual; que por lo demás, tan bien retratan los hermanos Coen en sus películas.

Joel y Ethan Coen, de 53 y 50 años respectivamente, han desarrollado una carrera que, desde el principio, llamó la atención por su originalidad, tanto temática como estilística y por una declarada admiración por el cine “negro”. Desde su primer largometraje, “Simplemente Sangre” (1984) se inscribieron entre los nuevos representantes del cine de autor estadounidense, lo que confirmaron con sus siguientes producciones: “Educando a Arizona” (1987), “Muerte entre Flores” (1990), “Barton Fink” (1991), “El Gran Salto” (1994), “Fargo” (1996), “El Gran Lebowski” (1998), “O’Brother” (2000), “El Hombre que Nuca Estuvo Allí” (2001), “El Amor Cuesta Caro” (2003) y “El Quinteto de la Muerte” (2004).

En “Sin Lugar para los Débiles” ratifican estos personales rasgos y nos entregan una historia atrayente y perturbadora, una parábola de los tiempos modernos, violentos y desmesurados, en los que sólo se respeta la ley de la selva.

Alvaro Inostroza Bidart

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