domingo, 30 de marzo de 2008

“LO MEJOR DE NUESTRAS VIDAS”



La buena juventud es el período de la vida en que todos aceptan que se pueden probar nuevos caminos y tener experiencias que, de alguna manera, sirvan para descubrirse y definir el rumbo que tomará el resto de la existencia. Por eso, la mirada de un joven sensible es sinónimo de tolerancia y apertura; y tiene la lucidez del que está viviendo algo único, acontecimientos que serán la materia de su modo de ser y de su memoria futura.

Por eso no es casual que la directora y co-guionista de “Lo Mejor de Nuestras Vidas” (2006), Daniele Thompson, haya elegido a una joven estudiante, Jessica (Cécile de France), que llega de la provincia a Paris buscando nuevos horizontes, como nexo entre los diversos personajes e historias de la cinta. Es su mirada y su particular sensibilidad, abierta a nuevas experiencias, y conciente de la importancia de lo que está viviendo, la que va guiando al espectador en este periplo coral, ya que Jessica ha llegado a un lugar especial de Paris y en un momento muy particular.

En la avenida Montaigne, se encuentra el Café del Teatro, llamado así porque se encuentra frente a una importante sala de espectáculos, centro de la vida cotidiana, artística y nocturna del barrio. A este lugar llega a trabajar Jessica y ahí conocerá a cuatro personajes, fundamentales para el desarrollo de la cinta y de su propio crecimiento.

El primero es la actriz Catherine Versen (Valerie Lemercier), conocida porque hace el papel de alcaldesa en una parodia televisiva y que se apronta a estrenar en el Teatro del barrio una hilarante comedia de George Feydeau, aunque su mayor anhelo es actuar en el cine, por lo cual oscila entre la euforia y la inseguridad, hasta que conoce al director norteamericano Brian Sobinski (Sydney Pollack), que quiere hacer una película sobre Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir y se convence de su especial talento y energía. El segundo es el afamado pianista Jean-Francois Lefort (Albert Dupuntel), que se prepara para dar un gran concierto en el Teatro y que está pasando por una crisis del sentido de esta actuaciones, que no llegan al común de los mortales, lo que pone en jaque también su matrimonio con su agente y compañera Valentine (Laura Morante).

El tercero es el empresario y coleccionista de obras de arte Jacques Grumberg (un notable Claude Brasseur), que ha decidido rematar su importante colección, en la que destaca la escultura “El Beso” de Brancusi, símbolo del amor con su mujer recientemente fallecida y que su hijo, Fréderic (Christopher Thompson), desea adquirir a toda costa, en un acto que lo acercará a Jessica, cerrando el periplo de la cinta, comedia agridulce, que tan bien resume el espíritu bohemio y melancólico del París cultural.

Daniele Thompson, de 65 años, nació en Mónaco y es profesora de La Femis, una de las escuelas de cine más importantes de Europa. Entre 1966 y 1998 se dedicó principalmente a la labor de guionista, dirigiendo su primer largometraje, “Cena de Navidad” en 1999, con las actuaciones de Emmanuelle Beart, Charlotte Gainsbourg y Sabine Azéma. En 2002 dirigió “Jet Lag” con Juliette Binoche y Jean Reno, en una corta carrera en la dirección; pero que demuestra su oficio en el desarrollo de personajes creíbles y complejos, inteligentemente interconectados y que reflejan la idiosincrasia y el modo de vivir de los franceses.

Alvaro Inostroza Bidart

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