martes, 24 de julio de 2007

“SCOOP”




Al momento de analizar “Scoop” (2006), no hay que olvidar que su director, escritor y actor, el neoyorquino Woody Allen, de 71 años, es fundamentalmente un comediante inteligente, por momentos genial. Este oriundo del barrio de Brooklyn, de familia judía, después de realizar estudios de violín, ya a los dieciséis años se inició como comediante, escribiendo libretos y chistes para otros y con actuaciones en pequeños clubes y en la televisión; que, a pesar de su timidez y su humor extraño, siempre gozaron de un éxito respetable.

Entonces, ingresó a estudiar Cine a la Universidad de Nueva York, donde duró un semestre, aburrido por las clases, ya que prefería simplemente ver cine y continuar con el trabajo creativo que ya venía haciendo; época en que se empiezan a definir sus preferencias por el cine de Fellini y Bergman, con un humor al estilo de los Hermanos Marx y de Bob Hope. Lo define bien esta cita: “Yo no quería ser Bogart, tampoco quería ser John Wayne. Yo sólo quería ser el capullo de la clase, quería ser ese chico con gafas que nunca consigue a la chica, pero que es divertido y cae bien a todo el mundo”.

Es así como en 1965 tiene la posibilidad de escribir el guión para la cinta “¿Qué hay de Nuevo Pussycat?” de Clive Donner, donde también actuó, junto a Peter Sellers y Peter O’Toole; entrando al mundo del cine por la puerta ancha de la comedia. Luego dirigió “Lily, la Tigresa” (1966) y “Robó, Huyó y lo Pescaron” (1968), su primera cinta como autor integral, a cargo de la dirección, guión y actuación, en una trayectoria que incluye 35 largometrajes, marcada por el tratamiento de temas reiterativos como el judaísmo, Dios, el sexo y la muerte; a través de los cuales ha hecho una radiografía de las pautas de comportamiento de los estadounidenses, especialmente en los aspectos intelectuales y sentimentales de la burguesía neoyorquina y del mundo del espectáculo, con tonos que oscilan entre la comedia agridulce y la farsa, pero también recurriendo a veces al drama de inspiración bergmaniana.

En la década del ’70 vino su consagración y para muchos lo más característico de su producción: “Bananas” (1971), “Todo lo que debe saber sobre Sexo” (1972), “El Dormilón” (1973), “La Ultima Noche de Boris Grushenko” (1975), “Dos Extraños Amantes” (1977), “Interiores” (1978), “Manhattan” (1979) y “Recuerdos” (1980); donde aparte de su humor intelectual y desopilante, consagra, con los últimos cuatro filmes, una mirada existencial y poética sobre sus personajes, tan autobiográficos, pero también tan norteamericanos.
“Scoop” corresponde a la última etapa reciente de su obra, en que Allen no se siente del todo estimado en Estados Unidos y decide filmar en Europa; y que se inicia con “Match Point” (2005), su celebrada cinta rodada en Inglaterra, al igual que “Scoop”; y en que comienza su trabajo con la actriz Scarlet Johansson, que en esta última encarna a la estudiante norteamericana de periodismo, Sondra Pransky, que, de vacaciones en Londres, es avisada por el fantasma de un reportero de la primicia de un asesino serial, que supuestamente sería el aristocrático Peter Lyman (Hugh Jackman), revelación que sufre mientras participa en el acto del mago Sid Waterman (Woody Allen).

Como se ve, una comedia de equivocaciones y caldo ideal para sus inevitables referencias a los judíos, a la muerte (a la que trata de un modo que recuerda “El Séptimo Sello” de Bergman, en un barco similar al de “La Nave Va” de Fellini); a la música, a través de los instrumentos antiguos; a la cabalística, por medio del Tarot; y a la cultura inglesa, con citas al escultor Henry Moore y al escritor Anthony Trollope, en una narración fluída, inteligente y entretenida.

“Scoop” forma parte de un período fértil y de madurez en el estilo de Allen, tan apreciado en Europa; y que este año entregará una tercera cinta rodada en Gran Bretaña, “El sueño de Casandra”; para luego trasladarse el próximo a filmar a España, siempre con Scarlett Johansson, a la que se agregaría Javier Bardem y Penélope Cruz, en filmes que prometen lo que entrega “Scoop”, un cineasta que se conoce a sí mismo y que ya ha asumido sus obsesiones y sus gustos.

Alvaro Inostroza Bidart

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