martes, 24 de julio de 2007

“MUNICH”



Definitivamente se puede decir que el director norteamericano Steven Spielberg ha entrado en su etapa de mayor madurez creativa, con la realización del largometraje “Munich” (2005), después de 35 años de carrera, en la cual se ha debatido entre el cine comercial de buena factura y un cine más personal, más arriesgado, pero mucho más interesante.

En diciembre de este año, Spielberg cumple 60 años y después de realizar cortometrajes y largometrajes como aficionado, entre 1959 y 1968 (el más destacado “Amblin”); de estudios de Cine incompletos en la Universidad del Estado de California en Log Beach y de una etapa de trabajo en la televisión, entre 1969 y 1973, en la que lo mejor fue el telefilme “Duel” (1971), inició su prolífica y exitosa carrera como largometrajista profesional de cine con “Loca Evasión” (1974), comedia disparatada, que sería la antesala para su primer éxito de taquilla, “Tiburón” (1975), que además demostró su buena mano.

Después vinieron una serie de éxitos, salvo “1941” (1979), que cimentaron su fortuna, su fama de “Rey Midas” y el menosprecio de la crítica más intelectual: “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo” (1977), “Los Cazadores del Arca Perdida” (1981), “E.T. El Extraterrestre” (1982) e “Indiana Jones y el Templo de la Perdición” (1984); luego de lo cual vino una etapa de cine más serio en sus preocupaciones, que comenzó a modificar los juicios sobre su trabajo, con “Color Púrpura” (1985), “El Imperio del Sol” (1987), “Siempre” (1989) y “La Lista de Schindler” (1993), que fue un hito en su trabajo más creativo.

Esto no impidió que mantuviera viva la otra veta con “Indiana Jones y la Ultima Cruzada” (1989), “Hook” (1991), “Parque Jurásico” (1993) y “El Mundo Perdido: Parque Jurásico” (1997), en que su lado más frívolo y su ojo mercantil hacen de las suyas, pero siempre manteniendo el buen nivel artesanal. Con “Amistad” (1997) se iniciará su última etapa más seria, que esperamos sea la última, en la cual cada una de sus cintas ha sido un riesgo personal y creativo: “Salvando al Soldado Ryan” (1998), “Inteligencia Artificial” (2001), “Minority Report” (2002), “Atrápame Si Puedes” (2002), “Terminal” (2004) y “La Guerra de los Mundos” (2005), la más débil del grupo.

“Munich”, basada en el libro “Venganza: La Verdad Historia de un Comando Antiterrorista” de George Jonas, narra los sucesos posteriores a la matanza de once atletas israelíes, en las Olimpíadas de 1972, a manos del grupo extremista islámico Septiembre Negro; cuando un pequeño grupo de la policía secreta israelí, Al Mosad, con el apoyo del gobierno, busca eliminar a cada uno de los responsables de la masacre.

Este grupo informal de Al Mosad está a cargo Avner (un excelente Eric Bana), hijo de un héroe israelí, que debe asumir la misión sin mucha convicción y que irá transformando su personalidad, evolución que Spielberg nos muestra acertadamente, uno de los logros del filme. Además, completan este singular equipo, Steve (Daniel Craig), sionista a ultranza y mentalizado en la venganza; Carl (Ciarán Hinds), un prolijo y escrupuloso agente; Robert (Mathieu Kassovitz), juguetero e inventor y fabricante de bombas improvisado; y Hans (Hanns Zischler), el mayor, impasible y heroico. Como se puede ver, ningún actor estrella, pero que sin embargo realizan un trabajo interpretativo simplemente notable. En el difícil rol de Ephraim, nexo del Gobierno israelí con el grupo, un destacado Geoffrey Rush.

Spielberg es minucioso en escudriñar las motivaciones para la venganza, en un pueblo que se ha sentido por siglos perseguido y discriminado, y a pesar de todo elegido, con una misión especial, sin importar el lugar del mundo donde se encuentren. En este sentido, quizás resulta innecesaria la insistencia con que se reitera y se profundiza una y otra vez, en el recuerdo de Avner, sobre los detalles de la matanza misma, como una pesadilla que lo persigue, a pesar de que no estuvo presente en Munich. Lo más notable del filme es la prolijidad con que Spielberg nos permite presencial la preparación, investigación y realización de cada uno de los operativos; y el rol y mutación que va sufriendo cada uno de estos singulares comandos a lo largo de esta operación, que duró años; y que, como era de prever, no solucionó el problema árabe-israelí, sino que trajo más violencia y el desquiciamiento y la muerte de sus participantes.

Alvaro Inostroza Bidart

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