martes, 24 de julio de 2007

“LA CIENCIA DEL SUEÑO”


Después del Surrealismo, quedó claro para los más aventajados, que los sueños son tan parte de la realidad como la vigilia, los recuerdos o la imaginación. Es más, algunos sostienen, desde hace mucho tiempo antes, que lo que llamamos vida o realidad perfectamente puede ser parte de un sueño de una divinidad o de otro tipo de ser, humano incluso.

Lo que queda claro es que los sueños en el arte, y específicamente en el cine, son material fundamental; sobre todo en aquellas cintas de autor que intentan explorar, de alguna manera, en la psiquis humana y en cómo construye ésta su propia visión de la realidad, en un tiempo y en un espacio determinado. El espectador, a su vez, tiene que reinterpretar esta nueva realidad que le propone el cineasta; sin importar mucho que lo que está viendo sean los sueños del protagonista, del autor o de él mismo, ya que todo eso es el filme y la experiencia estética de verlo y escucharlo.

Un buen ejemplo de esto es la cinta “La Ciencia del Sueño” (2006) del cineasta francés Michel Gondry, cuya corta pero intensa obra ha llamado la atención porque trabaja precisamente con las emociones y percepciones de la mente humana, en las cuales son importantes los sueños, la memoria y la fantasía, entre otros ingredientes fundamentales, tal cual si se estuviera haciendo una receta de cocina, como lo practica el protagonista de “La Ciencia del Sueño”, Stéphane Miroux (un siempre juvenil Gael García Bernal), en el claramente artificial programa de televisión en que trabaja, con cámaras de cartón y aislación acústica con cajas de huevos; dejando claro que puede ser un sueño del propio Stéphane.

Más aún si lo se quiere referir es una historia de amor, sentimiento que, cuando se vive intensamente, como lo hace el protagonista, produce distorsiones propias de la fiebre y la enfermedad, que perfectamente se pueden asociar con las pesadillas y los sueños fantásticos, como ocurre en esta cinta; y que en el cine tiene como grandes representantes clásicos a los trabajos del italiano Federico Fellini, al español Luis Buñuel y al japonés Akira Kurosawa, entre otros. El objeto del deseo en este caso es Stéphanie (una interesante Charlote Gainsbourg), nueva vecina y reflejo especular de Stéphane, el cual regresa después de años de México a París, donde vive su madre Christine (Miou-Miou), luego de la muerte de su padre.

En la Ciudad Luz, con un mal francés producto de los años en México y comunicándose en inglés, Stéphane llega a trabajar a una desquiciada empresa de calendarios como diseñador, con un proyecto de calendario de catástrofes más loco aún. Desarrolla todo tipo de obsesiones y sueños con su jefe Pouchet (Pierre Vareck) y con sus compañeros Martine (Aurélia Petit), Serge (Sacha Bourdo) y especialmente Guy (Alain Chabat), con quien desarrolla una relación de amistad, intensa y estrafalaria, como su propia existencia.

Gondry, de 44 años, estudió Arte en París, antes de formar una banda rock, “Oui-Oui”, en la que oficiaba de baterista y para la cual comienza a dirigir unos extraños video-clips, que le abrieron esa veta laboral, que continuó con Björk y grupos como Massive Atack, Radiohead, Kylie Minogue, Rolling Stones y Sinead O’Connor, entre otros; y comerciales de marcas, como Smirnoff, Air France, Nike, Coca-Cola, Adidas, Polaroid y Levi’s, entre otras, antes de dirigir su primer largometraje, “Naturaleza Humana” (2001) con Patricia Arquette y guión de Charlie Kaufman; luego de lo cual vinieron “Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos” (2004) con Jim Carrey, guión de Charlie Kaufman, y que ganó el Oscar al Mejor Guión Original y lo lanzó internacionalmente; y “Block Party” (2005), un documental sobre el músico Dave Chappelle.

En “La Ciencia del Sueño”, con guión propio, Gondry profundiza y ratifica su original estilo narrativo, vitalista y expresivo, que recuerda por momentos a la Nueva Ola francesa, especialmente algunas cintas de Francois Truffaut y Jean Luc Godard; pero definitivamente con un modo mucho más surrealista de tratar las emociones de sus personajes, en un intento por dar cuenta de la complejidad de la psiquis humana, sobre todo en aquellos personajes de vida intensa y no convencional, para los cuales el presente es lo único que cuenta.

Alvaro Inostroza Bidart

No hay comentarios: