martes, 19 de junio de 2007

“APOCALYPTO”



Polémica ha resultado hasta ahora la breve carrera como director de cine del actor y productor estadounidense Mel Gibson; efecto del cual no se ha escapado su nuevo estreno en este rol, su cuarto largometraje, “Apocalypto” (2006), que narra las aventuras de un cazador maya, que es capturado junto a un grupo de integrantes de su tribu, para ser sacrificado a los dioses, en los días de la decadencia del imperio, justo antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo.

Las razones de la polémica han sido principalmente el alto nivel de violencia que desarrolla en sus cintas y el estilo descarnado y directo para mostrarlas, utilizando momentos importantes de la historia de la humanidad, episodios que reinterpreta, corriendo riesgos que implican la reprobación inevitable de historiadores, académicos y sectores conservadores de la iglesia y del pensamiento.

Gibson, de 51 años, se trasladó niño a Australia ya que su madre nació allí. Estudió en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney y trabajó en el Instituto Nacional de Arte Dramático de Australia antes dedicarse al cine como actor y productor. En 1993 dirigió su primera película, “El Hombre Sin Rostro”, en la que también actuó; sin duda la menos polémica, pero que contiene algunos elementos de su estilo: el modo frontal de encarar el mensaje e imágenes que quiere entregar, en este caso los prejuicios y rechazos que originan las personas diferentes, encarnadas en el profesor desfigurado, del cual no teme mostrar su feo rostro.

Luego vinieron “Corazón Valiente” (1995), con él mismo en el rol de William Wallace, el patriota escocés en la lucha de independencia contra Inglaterra en el siglo XIII y que mostró de modo directo y brutal el enfrentamiento entre ambos ejércitos; y “La Pasión de Cristo” (2004), con Jim Caviezel en el papel de Jesús, que humanizó la figura de Cristo y sobreexpuso en forma hiperrealista las torturas que sufrió, provocando el rechazo de un importante sector de judíos, que aparecían en la cinta como traidores, insensibles y ciegos.






En “Apocalypto”, Gibson da al espectador al menos la posibilidad de un inicio de cinta en que puede conocer algo de la sabiduría proverbial de los mayas, aspecto que nunca más aparecerá en el resto del filme, una de las críticas de los historiadores a la cinta. En respuesta a esto se puede señalar que da la impresión de que a Gibson no le interesa en lo más mínimo hacer un documental ficcionado sobre la cultura maya, sino una película de acción ambientada en dicha época y lugar, una excusa para mostrar el nivel de violencia que ha imperado siempre en el mundo, en las distintas culturas y períodos de la humanidad, más allá de sus justificaciones.

Rescatando el lenguaje maya antiguo y con actores nativos, Gibson nos muestra una tribu maya que vive en el bosque, en armonía con la naturaleza, que caza, vive en familia y que respeta a los ancianos, tradiciones y leyendas que le dan un sentido generacional y temporal a su cultura. Esto cambia con la llegada de los cazadores de seres humanos, que vienen de la gran ciudad maya, para sacrificarlos a los dioses, en una manifestación del aspecto más bárbaro de esta cultura que produjo pirámides y calendarios; y que también miraba hacia el cielo, produciéndose el gran giro de la cinta hacia una violencia sin freno.

El protagonista es Garra de Jaguar (Rudy Youngblood), el hijo del jefe de la tribu, uno de los prisioneros; quien debe cumplir una larga y difícil travesía para cumplir la promesa de volver que le hizo a su esposa embarazada y a su pequeño hijo, a quienes logró dejar escondidos, pero no a salvo. Esta odisea, que le permitirá superar sus miedos, encontrar su nombre y su identidad, servirá a Gibson para mostrar la brutalidad y violencia humanas, en forma atemporal y sin mayor rigor histórico, con el estilo que mejor maneja, el de una cinta de acción desenfrenada, que busca impresionar al espectador, por sus imágenes descarnadas y un ritmo que no admite descanso.


Alvaro Inostroza Bidart

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