viernes, 31 de enero de 2025
DAVID LYNCH: EXPLORADOR DEL INCONSCIENTE
Cuando le faltaban cinco días para que cumpliera 79 años, el 15 de enero pasado, falleció uno de los directores más originales de la historia del cine; David Lynch, el cual tuvo un estilo creativo único y particular.
En 1966, a los 20 años, dirigió su primer cortometraje, “Seis Hombres se Enferman”, cuando estaba en la Academia de Arte de Pennsylvania, con el cual ganó el certamen anual de la casa de estudios. Este galardón le permitió seguir haciendo cortos hasta 1977, cuando estrenó su primer largometraje, “Cabeza Borradora”, que le valió elogios del director Stanley Kubrick, uno de sus cineastas favoritos.
Luego vinieron “El Hombre Elefante” (1980), “Duna” (1984) y la que considero su mejor película, “Terciopelo Azul” (1986). A los 40 años, Lynch había definido ya los principales aspectos de su estilo, que lo harían mundialmente famoso.
Entre ellos, una permanente exploración del inconsciente, a través de imágenes oníricas que contaminan la cotidianeidad. Muchas veces estas imágenes son pesadillescas y absurdas; por eso Lynch insiste en indagar en el mundo del delito y lo oscuro, con situaciones sugeridas, no siempre resueltas; para lo cual recurre a narraciones no tradicionales, paralelas, y que muchas veces se entrecruzan, rompiendo la lógica.
En lo formal, Lynch se destaca por una cuidada puesta en escena, en la que el humor negro es fundamental para plantear el sin sentido de la existencia y para hacer más digerible la pesada realidad. La música, que muchas veces componía él mismo y que seleccionaba con el criterio del hallazgo, era la base de un sonido envolvente y perturbador.
Aparte de Kubrick, los cineastas que lo marcaron fueron Roman Polanski, Ingmar Bergman, Werner Herzog, Jacques Tati y Federico Fellini; los pintores Francis Bacon y Oskar Kokoschka y el escritor Franz Kafka; configurando un universo propio e inconfundible, que plasmó notablemente en sus películas.
A partir de “Terciopelo Azul”, vino su etapa más inspirada, que se prolongó veinte años, con la serie televisiva “Picos Gemelos” (1990-1991) y con cintas magníficas: “Corazón Salvaje” (1990), “Picos Gemelos: Fuego camina Conmigo” (1992), “Carretera Perdida” (1997), “Una Historia Verdadera” (1997) y “Mulholland Drive” (2001).
Mención aparte merece el filme “Imperio” de 2006, suerte de resumen de su singular estilo: la película es un misterio, en la que la protagonista es una actriz que enfrenta grandes problemas y fuertes pesadillas surrealistas, con distintos niveles argumentales sin lógica aparente, con escenas cómico-grotescas, con un cargado expresionismo, efectos especiales, un sonido distorsionado y la participación de actores y actrices iconos de su filmografía, pero lejanos a la fama hollywoodense, como Laura Dern, Harry Dean Stanton, Scott Coffey, Bellina Logan y Grace Zabriskie.
Con posterioridad, realizó dos cintas destacables: el cortometraje “¿Qué hizo Jack?”, con un mono como protagonista y que parodia su propio estilo; y “Picos Gemelos: El Retorno”, ambas de 2017.
Pero Lynch no solo fue cineasta. Dirigió y actuó para la televisión, realizó elogiados spots publicitarios y video clips, cortos y series para internet; y publicó cuatro discos con música de su autoría, entre 2001 y 2013. Además, creó una Fundación para la divulgación de la Meditación Trascendental, la que cultivó desde su juventud. Su objetivo es que la meditación sea un instrumento para el aprendizaje y el proceso creativo, dirigido especialmente a los grupos sociales en riesgo, como estudiantes pobres, vagabundos, veteranos de guerra, refugiados y reclusos. Es decir, Lynch no solo era un genio, sino también un buen hombre, solidario y profundo.
Alvaro Inostroza Bidart. Viña del Mar, enero de 2025.
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