jueves, 30 de septiembre de 2021
“EL ACUSADO Y EL ESPÌA”
Es un raro privilegio, en pandemia, poder ver en la pantalla grande el último estreno de un cineasta que ya es parte fundamental de la historia del cine; y luego de verlo tener la claridad de que ratifica aún, a sus 88 años, que es un maestro del maravilloso lenguaje del séptimo arte.
Se trata de “El Acusado y El Espía” (2019), cinta dirigida y escrita por el cineasta polaco-francés Roman Polanski y basada en la novela “J’accuse” de Robert Harris, que cuenta la historia del capitán del Ejército francés Alfred Dreyfuss (Louis Garrel), el cual, a fines del siglo XIX, fue acusado y condenado injustamente de espionaje, sobre todo por ser judío y como chivo expiatorio, y que recibió el apoyo, entre otros, del escritor Emile Zolá (André Marcon), con su célebre texto “Yo Acuso”.
Polanski es autor de filmes maravillosos como “El Cuchillo en el Agua” (1962), “Repulsión” (1965), “El Baile de los Vampiros” (1967), El Bebé de Rosemary” (1968), “Macbeth” (1971), “Barrio Chino” (1974), “El Inquilino” (1976), “Tess” (1979), “Luna de Hiel” (1992), “La Muerte y la Doncella” (1994), “La Novena Puerta” (1999) y “El Pianista” (2002), entre otras; obra que se caracteriza principalmente por su aguda mirada a la condición humana, expresada en situaciones límites, que nos hacen entrever los callejones sin salida de la violencia, la locura y el amor desenfrenado.
En “El Acusado y El Espía” recurre a un caso emblemático de injusticia de la historia francesa reciente, su país adoptivo, para reiterarnos que el es mismo Polanski de siempre, que sigue desnudando a sus congéneres, sobre todo a los poderosos, en este caso el Ejército y sus míseros e insoportables privilegios. En este caso, acertadamente, la historia está contada a través de un personaje secundario, el coronel Picquart (Jean Dujardin), que participó en el vil montaje, pero luego, convencido de la verdad, entregó su carrera y su vida, a reparar el daño cometido contra Dreyfuss.
En esta desidia conspirativa fundamentales fueron sus superiores, los generales Gonse (Hervé Pierre) y Billot (Vincent Grass) y el mayor Henry (Gregory Gadebois); teniendo el apoyo fundamental de su amante Pauline Monnier (Emmanuelle Seigner), de su honor y de su visión de que las instituciones deben estar al servicio de la verdad y de la justicia; en una cinta que hace estremecer al espectador por su consistencia y lucidez estética.
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