martes, 19 de febrero de 2019

“GREEN BOOK: UNA AMISTAD SIN FRONTERAS”

Es increíble cómo se puede reciclar un director de cine. El estadounidense Peter Farrelly, el realizador, guionista y productor de “Green Book: Una Amistad Sin Fronteras” (2018) era conocido por ser el responsable de algunas de las más famosas comedias norteamericanas de humor “idiota” de los últimos 25 años.

Cintas como “Una Pareja de Idiotas” (1994) y “Una Pareja de Idiotas 2” (2014), “Loco por Mary” (1998), “Yo, Yo Mismo e Irene” (2000), “Amor Ciego” (2001) y “Los 3 Chiflados” (2012) fueron dirigidas por Farrelly, con lo cual se había ganado prestigio como un cineasta limitado y comercial.

Con “Green Book” parece otro director. Uno con sensibilidad, talento y con una mirada personal a la historia que cuenta: la relación que sostuvieron el importante pianista de jazz y música clásica Don Chirley (1927-2013), interpretado magistralmente por Mahershala Ali; con su conductor, Tony “Lip” Vallelonga (un fantástico Vigo Mortensen), hijo de italianos y jefe de seguridad del conocido Copacabana, local nocturno neoyorkino; con el cual realizaron una gira de dos meses por las ciudades del sur de Estados Unidos.

Esta singular pareja, formada por un músico afroamericano, refinado y homosexual, y un matón de origen italiano pero de buen corazón, causa gran impacto en el sur profundo de Estados Unidos. Se dice que Chirley, que empezó a tocar piano a los dos años y a los 9 estudió música clásica en Leningrado y que luego se doctoró en psicología, pretendía con estas giras cambiar la percepción sobre su raza de los conservadores sureños.

Es notable, más allá de los predecibles ataques xenofóbicos que sufre Chirley y de cómo le defiende en cada caso Tony, el modo en que ambos se van haciendo amigos entrañables y cómo se influyen el uno al otro en sus costumbres y prácticas. Desde la alimentación, pasando por el lenguaje oral y escrito; como ejemplo, Tony permite que Don le dicte las cartas a su esposa Dolores (Linda Cardelini), hasta la valoración por la música clásica y el jazz por uno y otro, la influencia es mutua y poderosa.

A la par del viaje físico, se produce un viaje interior, en el cual cada uno de los dos va creciendo, ampliando sus horizontes y aprendiendo a ser más tolerante; reconocimiento que se expresa en el abrazo que le da Dolores al nuevo amigo de su esposo, cuando llega sin invitación a la cena de Navidad.

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