martes, 22 de enero de 2019

“GLASS”

Una definición posible de superhéroe es aquel ser humano que cree en su capacidad de transformar el mundo y de establecer su propio destino. Este sería el espíritu que estaría detrás del universo de las historietas y que evidentemente no sería del gusto de los que detentan el poder, ya que lleva a sentirse especiales incluso a los seres más comunes y corrientes; y por lo tanto más libres y dueños de su existencia.

Esta es una de las posibles interpretaciones de “Glass” (2019), la última cinta dirigida, escrita y producida por el cineasta estadounidense de origen indio Manoj Night Shyamalan; que con este filme completa una trilogía sobre superhéroes de esta naturaleza, que inició con “El Protegido” (2000) y continuó con “Fragmentado” (2016), en que se reiteran personajes y actores.

Shyamalan, de 48 años, se hizo mundialmente famoso con “El Sexto Sentido” (1999), que lo hizo conocido por un modo de narrar único, con altas cuotas de misterio y simbolismos; estilo que le ha generado admiradores y detractores. En esta misma línea dirigió también “Signos” (2002), “La Aldea” (2004), “La Dama en el Agua” (2006) y “Los Huéspedes” (2015), entre otras.

En “Glass”, el espectador es introducido desde las primeras imágenes en un mundo oscuro y violento, en el que se enfrentan dos personajes fundamentales: Kevin Wendell Crumb y sus otras 19 personalidades, entre ellas La Bestia, un asesino en serie, y Patricia (James McAvoy) y David Dunn (Bruce Willis), que se dedica a patrullar la ciudad para restablecer el orden e imponer justicia, con el apoyo de su hijo, Joseph Dunn (Spencer Treat Clark).

Ambos son buscados por la Policía, la que logra detenerlos y son enviados a un Hospital psiquiátrico, a cargo de la doctora Ellie Staple (Sara Paulson), un claro símbolo del poder y su lógica; y donde ya se encuentra internado Elijah Price (Samuel L. Jackson), con una inteligencia superdotada y que tiene un plan para desenmascarar a los poderosos y para empoderar a los “quebrados” como él. Junto con el desenlace aparecerán su madre (Charlayne Woodard) y Casey Cooke (Anya Taylor-Joy), la única que puede calmar a La Bestia y hacerla vivir en la luz. En la medida que se desencadenan los conflictos, todo se hace más simbólico en la cinta, tanto los personajes como sus circunstancias: la luz, el agua, los padres, el poder.

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