El problema de las coproducciones
en el cine y de las exigencias de los productores ejecutivos es que muchas
veces el producto final tiene tanta concesiones, que en muchos sentidos el
director renuncia a su estilo, perjudicando negativamente el juicio que realiza
el espectador sobre la cinta.
Es el caso de “¿Alguien ha visto
a Lupita?” (2011), escrita y dirigida por el cineasta chileno Gonzalo
Justiniano, en la cual, a las claras, hay elementos distorsionadotes del
definido estilo cinematográfico de este director, de 56 años, que ya lleva
veintisiete años desde su primer largometraje: “Los Hijos de la Guerra Fría”
(1985)y con importantes cintas como “Sussi” (1988), “Caluga o Menta” (1990),
“Tuve un Sueño Contigo” (1999) y “B-Happy” (2003).
Uno de los productores ejecutivos
de la cinta es el mediocre actor Cristián de la Fuente, a quien no le basta con
interpretar al hermano de la protagonista, Maxi; sino que además incorpora a su
esposa, Angélica Castro, en un papel sin sentido; al igual que la inclusión de
la ex vedette Cristina Tocco, como la doctora de Lupita, que sólo se puede
entender como una decisión comercial, ya que no da el perfil del papel.
Respecto de la actriz protagónica, la mexicana Dulce
María, que interpreta a Lupita, una joven con poco juicio de realidad, aprueba
con lo mínimo; al igual que Shlomit Baytelman, como su tía, conservadora y
clasista, que intenta vanamente controlar a Lupita. La única que satisface en
su papel es la actriz mexicana Carmen Salinas, que interpreta a Chepita, amiga
de Lupita, a la cual conoce en un viaje en bus, que hace un papel creíble,
fresco y pleno de vida.
El otro problema del filme radica
en el guión, ya que la verdad nada ocurre en la película, siempre parece que
fuera a empezar. Esto puede a ser propósito, como en cintas emblemáticas de la
Nueva Ola francesa, de Truffaut y Godard (Justiniano estudió cine en Francia),
pero en este caso el efecto no está logrado, ya que los personajes carecen de
profundidad y definición, lo cual en el caso de Lupita, como personaje central,
es insostenible; y se ve acentuado por las mediocres actuaciones, que sólo se
explican por un tema de financiamiento, que lamentablemente provoca un filme
fallido y olvidable.
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