martes, 29 de noviembre de 2011

“EL MUNDO SEGÚN BARNEY”

Hay personajes de ficción que están tan llenos de vida y tan bien construidos que cuando son llevados a la pantalla el espectador tiene la ilusión de estar presenciando la historia de una existencia más real que la de muchos conocidos.

Esto ocurre con “El Mundo según Barney” (2010), filme basado en la novela homónima de Mordecai Richler (1931-2001), uno de los escritores canadienses contemporáneos más importantes; y que fue dirigida acertadamente por el también canadiense Richard J. Lewis; el cual tenía una carrera en la televisión y un par de largometrajes no muy conocidos.

Barney Panofsky (un excelente Paul Giamatti) es un judío vitalista, amigo de sus amigos, al cual le encanta viajar a Roma, junto a su partner Boogie (Scott Speedman), un escritor talentoso y alcohólico; donde gozan de la amistad del pintor Leo (Thomas Trabacchi) y donde vive su triste y efímero primer matrimonio con la hippie Solange (Macha Grenon).

Su alocada vida continuará en Estados Unidos, donde es llamado por un tío acaudalado, que le presentará a la también judía P. (Minnie Driver), cuyo matrimonio tampoco durará mucho ya que en la misma boda conocerá al amor de su vida, Miriam (Rosamund Pike), a la cual logrará enamorar después de mucho trabajo y persistencia, con la cual tendrá dos hijos y vivirá veinte años, y que amará hasta el último de sus días. En este fresco de vitalidad no se puede dejar de mencionar al padre de Barney, Izzy (Dustin Hoffman), por el cual se explica mucho de la original y apasionada personalidad de su hijo, que crea y dirige una productora de cine, donde se realizan extraños filmes poco comerciales.

Lo que más impresiona de la cinta es la vitalidad y frescura de sus personajes y situaciones, que viven con pasión e intensidad la existencia que les toca, tratando de sacar lo mejor de cada situación, con un sentido del humor digno del mejor Woody Allen, colocando siempre por sobre todas las cosas los afectos: a la amada, a los hijos y a los amigos, en una vida que por corta debe ser vivida con frenesí.

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