domingo, 16 de diciembre de 2007

“EL CONTRATO”






El cine también puede aportar a la autocrítica de los países. En Estados Unidos, siempre ha habido importantes directores nativos y avecindados y actores reputados que han participado de cintas que implícitamente llevan una importante crítica a los vericuetos del poder y a sus organismos represivos y de inteligencia; con lo cual, sin duda, aportan a la democracia.

Ahora, si esto se hace con oficio, un buen guión, buenas actuaciones y con cuotas de acción y suspenso, el producto no sólo es interesante, sino también entretenido.

Es el caso de “El Contrato “ (2006), dirigida por Bruce Beresford; en el que se señala que existirían agentes militares encubiertos, que operarían clandestinamente para eliminar a aquellos ciudadanos influyentes, que se oponen a las políticas comerciales y de desarrollo estratégicas para el gobierno estadounidense de turno. En un filme de un director como Beresford no se puede pensar que esta historia es una mera ficción, sin referencia a la realidad del país del norte.

Lo interesante de la película, y que aumenta su valor, es que este conflicto de fondo, está encarnado en seres humanos; que además reflejan la complejidad y los matices de lo que se entiende habitualmente por el bien y el mal, ya que conocemos sus motivaciones, más allá de los roles y funciones que les toca desempeñar en un momento determinado de la historia, definidos en parte por propia voluntad, pero también por las circunstancias externas y por la acción de los demás.

Beresford, director australiano de 67 años, ha desarrollado una exitosa carrera tanto en su país como en Gran Bretaña y Estados Unidos, con más de 30 cintas; entre las cuales se han destacado “La Fiesta de Don” (1976); “Tender Mercies” (1983) con Robert Duvall; “Rey David” (1985) con Richard Gere; “Crímenes del Corazón” (1986) con Diane Keaton, Jessica Lange y Sissy Spacek; “Aria” (1987), que co-dirigió con Robert Altman, sobre la ópera Baile de Máscaras; “Conduciendo a Miss Daisy” (1989) con Morgan Freeman y Jessica Tandy; “Rich in Love” (1993) con Albert Finney; “Un Buen Hombre en Africa” (1994) con Sean Connery; “Caída Silenciosa” (1994) con Richard Dreyfuss; “Ultimo Baile” (1996) con Sharon Stone; “Camino al Paraíso” (1997) con Glenn Close; “Doble Condena” (1999) con Tommy Lee Jones y Ashley Judd; y “La Novia del Viento” (2001) con Sarah Wynter, sobre la vida de Alma Mahler.
Morgan Freeman, en una acertada actuación, interpreta al mayor Frank Cardin, que opera subrepticiamente con la aprobación del FBI, junto a un comando pagado de primer nivel, para eliminar a un influyente millonario y empresario, que se opone a desarrollos que atentan contra el medio ambiente y que son respaldados por el gobierno. El azar lo hacerse cruzarse y enfrentarse con el ex policía, profesor y viudo Ray Keene (John Cusack), que ha salido de campamento con su hijo adolescente Chris (Jamie Anderson), para tratar de mejorar la comunicación entre ellos, ya que éste aún no lograr superar la pérdida de la madre y está consumiendo marihuana.

Este el nudo de la trama que Beresford desarrolla con inteligencia y emoción, atrapando al espectador con la acción y con cada uno de los giros de la historia y de las transformaciones psicológicas que van sufriendo estos tres personajes, cada uno empeñado en sus propias convicciones y valores; los cuales, a pesar de todo, no logran cambiar el sistema, pero sí sus propias vidas.

Alvaro Inostroza Bidart

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