miércoles, 22 de enero de 2025
“MARIA”
Hay personajes de la historia cultural que son famosos como nombres, pero que en realidad son desconocidos en su personalidad íntima. Una película puede acercarlos al gran público y retratarlos en su esencia.
Ese pareciera ser el gran objetivo de “María” (2024), cinta dirigida y producida por el cineasta chileno Pablo Larraín; que relata la vida de la gran cantante de ópera greco-estadounidense María Callas (Angelina Jolie).
Larraín, de 48 años, ha tenido una carrera con dos claras etapas. La primera, en Chile y con cintas más arraigadas en lo nacional: “Fuga” (2006), “Tony Manero” (2008), “Post Mortem” (2010), “No” (2012), “El Club” (2015) y “Neruda” (2016); y una segunda etapa, más internacional y en que ha desparecido bastante su mirada personal: “Jackie” (2016), “Ema” (2019), “Spencer” (2021) y “El Conde” (2023).
“María” se inscribe perfectamente en esta última fase. Larraín se mueve con absoluta familiaridad en el cine de Hollywood, con grandes presupuestos y elencos; lo que al parecer implica también la elección de biografías de personajes de resonancia mundial, como Jackie Kennedy, Lady Diana, Augusto Pinochet y la propia Callas. En este caso, Larraín tuvo el acierto de mostrar al público rasgos de las dos caras de la Callas: la más interior y sensible, que respondía al apelativo de María; y la Diva, para algunos la cantante de ópera más importante del siglo XX, también conocida como la “Divina”.
La narración comienza con su muerte, acaecida el 16 de septiembre de 1977 en su casa de París; y de ahí da un salto hacia atrás de una semana; para ir insertando largo raccontos, en los que aparece su hermana Yakinthi (Valeria Golino), su gran amor, Aristóteles Onassis (Haluk Bilginer); un periodista que se supone hace un documental sobre ella, Mandrax (Kodi Smit-McPhee) y que se llama igual que un remedio del cual abusaba la Callas. Su gran sensibilidad y su frustración por no poder cantar como antes tenían en esos días un contrapeso en el amor que le dispensaron el mayordomo Ferruccio (Pierfrancesco Favino) y la ama de llaves Bruna (Alba Rohrwacher) que no pudieron impedir su muerte prematura a los 53 años.
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