martes, 27 de marzo de 2012

“UN CUENTO CHINO”

El cine de autor no sólo tiene grandes exponentes en Europa y en Asia, también los tiene en Latinoamérica. Es un agrado poder ver un filme de estas características en una cartelera plagada de cintas comerciales y desechables, principalmente de la industria de Hollywood.

“Un Cuento Chino” (2011) fue escrita y dirigida por el cineasta argentino Sebastián Borensztein; que construye una película plena de humanidad, pero también de inteligencia; y además muy bien realizada.

Borensztein, de 48 años, había dirigido anteriormente dos largometrajes: “La Suerte está Echada” (2005) y “Sin Memoria” (2010), que lamentablemente no se han estrenado en Chile.

Su última cinta cuenta la historia de un ferretero de barrio bonaerense, Roberto (Ricardo Darín), que es todo un personaje. Huraño y crítico, vive solo y no tiene amigos. Entre sus aficiones está la de coleccionar noticias absurdas aparecidas en los diarios, como un modo de reafirmarse que el mundo no tiene sentido; sobre todo por la estupidez de las guerras, ya que a él le tocó participar en la de Las Malvinas.

Esta situación cambia radicalmente cuando se encuentra de picnic frente al aeropuerto, observando a los aviones despegar y aterrizar, otra de sus pasiones, y botan de un taxi a chino de nombre Jun (Ignacio Huang), que no habla una gota de español y que tiene tatuada en su brazo la dirección de su tío en Buenos Aires.

Luego de verificar que su tío ya no vive ahí, se lo lleva a su casa por unos días, que resultan inolvidables, por sus esfuerzos de comunicación y por la dependencia que se produce entre ambos, a pesar de que Roberto lo único que quiere es deshacerse de Jun, aparentemente; ya que el surgimiento de lazos afectivos es casi inevitable, por la bonhomía de ambos.

El otro personaje clave es Mari (Muriel Santa Ana), una mujer del campo, que está enamorada de Roberto y que no logra que éste le dé una oportunidad, a pesar del interés que siente por ella, pero que tiene controlado, hasta que una historia que le cuenta Jun, le hace valorar las cosas de otro modo y da rienda suelta a sus emociones.

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