martes, 1 de abril de 2025
“ESCRITORES DE LA LIBERTAD”
El poder de sanación y de autoconocimiento de la escritura es algo innegable a esta altura de la historia; pero aun así no se practica y no se enseña con la intensidad y fuerza que se debiera, a nivel educacional global y local.
Esto pareciera decirnos “Escritores de la Libertad” (2007), cinta dirigida y escrita por el cineasta estadounidense Richard LaGravenese, basada en el libro homónimo de Erin Gruwell y sus 150 estudiantes. Este libro tiene un subtítulo que lo explica con claridad y que señala: “cómo una profesora y ciento cincuenta adolescentes usaron la escritura para cambiarse a sí mismos y al mundo que los rodea”.
LaGravenese, de 65 años, ha dirigido además seis largometrajes: “De Ahora en Adelante” (1998), el documental “Una Década bajo la influencia” (2003), “Postdata: Te quiero” (2007), “Hermosas Criaturas” (2013), “Los Últimos Cinco Años” (2014) y “Un Asunto Familiar” (2024), que lo destacan por la buena factura de las historias y una apropiada dirección de actores.
En “Escritores de la Libertad” confirma esta aseveración. La protagonista, la maestra Erin Gruwell (una excelente Hilary Swank) es una apasionada y comprometida profesora de secundaria, que quiere hacer la diferencia con un grupo de adolescentes, sumidos en la violencia, el resentimiento, las pandillas y la xenofobia hacia las otras etnias. Su curso es una amalgama de latinos, negros, asiáticos y un solo estudiante blanco. En este grupo se destacan Eva (April Hernández), André (Mario), Marcus (Jason Fin), Jamal (Deance Wyatt) y Gloria (Kristin Herrera), tanto por su liderazgo, como por sus ganas de surgir.
Volcarse a un diario de vida es la herramienta que Erin utiliza para motivar a los jóvenes a escribir; así como identificarse con otros que también han sido discriminados, como los sobrevivientes del Holocausto, con quienes se reúnen; y Anna Frank, trayendo a Miep Gries (Pat Carroll), que la ayudó, para que converse con ellos. Pero no fue nada fácil, sólo contó con el apoyo de su padre, Steve (Scott Glenn) y del director Cohn (Robert Wisdom); no así de su esposo, Scott (Patrick Dempsey) y de sus colegas Margaret (Imelda Staunton) y Brian (John Hickey); y con la propia desconfianza de estos jóvenes que nunca habían tenido una oportunidad en sus vidas.
“ZONA DE INTERES”
El contraste y la sugerencia son herramientas sutiles en el lenguaje cinematográfico, pero de gran impacto en el espectador sensible; y mucho más efectivas al momento de intentar transmitir la irracionalidad y el absurdo de las brutales acciones que se producen generalmente durante las guerras.
Esto queda de manifiesto luego de ver “Zona de Interés” (2023), cinta dirigida y escrita por el cineasta británico Jonathan Glazer; y que narra la vida del teniente coronel alemán Rudolf Höss, comandante del campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial y responsable de la muerte aproximada de dos millones y medio de judíos polacos y húngaros principalmente.
Glazer, de 60 años, dirigió anteriormente tres largometrajes: “Bestia Sexy” (2000), “Reencarnación” (2004) y “Bajo la Piel” (2013); de buena crítica, pero no de mucha difusión; lo que de seguro cambiará, dado el alto impacto que ha tenido su última película, que obtuvo el gran premio en el Festival de Cannes y dos Óscar: mejor Película Extranjera y Mejor Sonido.
Höss (Christian Friedel) demuestra una frialdad impresionante al desarrollar técnicas y avances en el exterminio de prisioneros judíos, incluso tomando iniciativas propias para lograr lo que se llamó la “solución final”, ordenada por el jefe de la Gestapo, Heinrich Himmler, su superior directo. En contraste con esta dureza, Höss, al lado del muro del campo tiene su residencia familiar, donde vive con su esposa, Hedwig (Sandra Hüller) y sus cinco hijos, como si nada pasara a unos pocos metros. No sólo eso, tienen un jardín bellamente cuidado por prisioneros, árboles frutales, establos con finos caballos y una gran cantidad de servidumbre, que les servían abundante comida, con habituales visitas sociales, entre ellas su sorprendida suegra, Linna (Imogen Kogge).
El sonido es uno de los puntos altos del filme. Con toda naturalidad, entran en off, ruidos de fusilamientos y gritos de adultos, mujeres y niños, proveniente del recinto contiguo; sin que afecte la vida familiar de los Höss; logrando un efecto de horror mucho más fuerte en el espectador. Mientras tanto, al fondo, se ven las chimeneas, emanando el humo por las cámaras de gases, donde morían miles de judíos diariamente.
“TORMENTA MORTAL”
La montaña, como el mar, ejerce una atracción magnética para las personas que quieren encontrarse a sí mismas, buscar calma, superar algún problema interior o simplemente dejarse ir y dormirse lentamente.
Dos personas en estos estados se encuentran en “Tormenta Mortal” (2022), cinta dirigida y producida por la cineasta polaca Malgorzata Szumowska, y que está basada en la experiencia que vivió la rescatista Pam Bales (una sólida Naomi Watts) en 2010, al ascender el Monte Washington, en Estados Unidos; a pesar de que estaba anunciada una tormenta de viento y nieve.
Szumowska, de 52 años, ha dirigido además once largometrajes de ficción; entre los que destacan “33 Escenas de la Vida” (2008), “Ellas” (2011), “Cuerpo” (2015), “Nunca Volverá a Nevar” (2020), “Mujer de…” (2023) y “Todo Incluido” (2024), que la posicionan como una de las directoras interesantes de Europa.
En “Tormenta Mortal”, la protagonista, Pam, está siendo asediada por los recuerdos de la muerte de sus dos hijas que adoraba, de 5 y 6 años, por una fuga de gas mientras ella se duchaba en su casa; por lo cual se siente culpable y sin muchas ganas de vivir, con una fuerte melancolía. Todo este sentimiento pasa a segundo plano cuando encuentra en la cumbre, y ya con la tormenta de viento y nieve desatada, a un hombre, que llama John (Billy Howle); y que al parecer simplemente se quiere dejar morir.
Con una nueva motivación para vivir, Pam recurre a todos sus conocimientos y voluntad para salvar a John y de paso, salvarse ella misma; en lo que es una extraña y difícil peregrinación en pareja, de retorno a la vida; a través de la inclemencia de una montaña que no facilita las cosas para nada.
Uno de los aciertos de la cinta es que transmite la inmensidad y lo inabarcable de estas alturas nevadas, con el sonido del viento como único fondo. Por otro lado, la irrenunciable voluntad de Pam para insistir una y otra vez ante la resistencia y escepticismo de John, que no demuestra muchas razones para vivir. La verdad es que el espectador no conoce las motivaciones de John, solo hasta el final; cuando ya está todo resuelto y la vida pareciera tener un nuevo sentido.
“DELICIA”
Las grandes desigualdades económicas en Europa producen resentimiento y la irrupción de verdaderas bandas de jóvenes, que se toman la justicia por sus manos y que operan despreciando las leyes y las formas sociales convencionales.
Esto parece decirnos “Delicia” (2025), cinta dirigida y escrita por la cineasta alemana Nelle Mueller-Stöffen, que relata la experiencia de una adinerada familia germana, que se toma vacaciones en una magnífica villa francesa, que pertenece a la familia de la esposa, Esther (Valerie Pachner), una alta ejecutiva de una empresa privada.
La familia la completan John (Fahri Yardim), un destacado biólogo; el adolescente Philipp (Caspar Hoffmann) y la niña Alba (Naila Schuberth), grupo que se ve, en un comienzo, perfecto y sin fisuras de ningún tipo. No así el entorno social. Las primeras imágenes muestran a la familia atravesando París en un lujoso auto, pero rodeado de manifestantes, que protestan por la situación socioeconómica del país; dando una señal inmediata al espectador, de que todo no está bien.
Mueller-Stöffen, de 57 años, estrena su ópera prima. Anteriormente, desde 1990, desarrolló una importante carrera como actriz; y desde 2014, como guionista; realizando un interesante inicio como directora con este thriller psicológico; ya que las situaciones y sus trasfondos se sugieren de a poco, revelándose las ominosas verdades en forma gradual e inteligente.
La aparente calma de la familia se ve interrumpida cuando atropellan “casualmente” a Theodora (Carla Díaz), una joven española que trabaja en un lujoso restorán como garzona, al igual que un grupo de amigos, entre los que se cuenta Lucien (Julien de Saint Jean), quien también será clave en la trama. El error de llevar a la villa a Theodora, y no a un hospital, por razones desconocidas, marcará el desarrollo posterior de la cinta; en la cual los jóvenes, sobre todo la española, harán brotar la real situación de fragilidad y descomposición moral de la familia. Theodora, como en “Teorema” de Pasolini, se involucrará con todos los integrantes de la familia, minando la base de este supuesto ejemplo social.
“PREDESTINACION”
La posibilidad de viajar en el tiempo y cambiar el pasado ha sido uno de los temas recurrentes de las películas de ciencia ficción; rompiendo muchas veces la lógica e invitando al espectador a dejarse llevar sin más por los acontecimientos, como en un vuelo espacial a la velocidad de la luz.
Esto ocurre con “Predestinación” (2014), cinta dirigida, escrita y producida por los gemelos germano-australianos Peter y Michael Spierig; y que está basada en el cuento “All You Zombies” de Robert Heinlein, uno de los más importantes autores de ciencia ficción del siglo XX. Peter también compuso la música de la película.
Los hermanos Spierig, de 48 años, han dirigido además cuatro largometrajes: “Undead” (2003), “Daybreakers” (2009), “Jigsaw” (2017) y “Winchester” (2018); los dos primeros de ciencia ficción y los dos últimos de terror, en una clara opción por el cine de género.
“Predestinación” comienza como un filme de acción policial, hasta que aparece una pequeña máquina para viajar en el tiempo, que se transporta en un estuche para transportar un violín. En la primera parte el protagonista es el agente/barman (Ethan Hawke) hasta que llega a la barra Jane (Sara Snook), que usa el seudónimo “Madre Soltera” para escribir novelas rosas de gran éxito y que el barman conoce.
Apuestan una botella de whisky a que la historia de Jane sorprenderá al agente encubierto y de este modo se construye la estructura narrativa de la cinta: Jane contando su vida en largos raccontos, intercalados con cortos regresos al presente y viajes al pasado de ambos, juntos y separados, gracias a la máquina del tiempo.
Esta dinámica narrativa se hace cada vez más frenética y desquiciada, llegando un momento en que cuesta mucho seguir la lógica de los sucesos; ya que los personajes protagónicos resultan ser los responsables de sus propias acciones, pasadas y futuras, relativizándose el bien y el mal; poniendo al tapete el eterno y viejo dilema de los límites morales de la ciencia, cuando se intervienen los destinos de la vida humana. Al final el espectador termina superado por el torbellino de los hechos y entregado a lo que sea el desenlace.
“LA GRAN NOCHE DEL POP”
El 25 de enero de 1985, hace 40 años y un mes, se realizó una grabación musical de esas que hacen creer aún en la condición humana. Se juntaron en Los Ángeles algunos de los músicos populares más importantes de Estados Unidos para grabar una canción en beneficio de los pobres de África, tema que ha recaudado millones de dólares hasta la fecha, los que han permitido luchar contra el hambre en dicho continente.
Lo que ocurrió esa noche y testimonios actuales de algunos de los participantes son la base del documental “La Gran Noche del Pop” (2024), cinta dirigida por el cineasta estadounidense Bao Nguyen; que permite emocionarnos no sólo con el inédito encuentro musical, sino con la generosidad que se percibe detrás de esta actividad benéfica.
Nguyen ha dirigido además otros tres documentales: “En Vivo desde New York” (2015), “Ser Agua” (2020) y “The Stringer” (2025). En “La Gran Noche del Pop” logra transmitir el sentido de esta actividad, que fue la versión estadounidense de una grabación que se había realizado en Inglaterra meses antes, con el mismo objetivo y organizada por el músico irlandés Bob Geldof, quien también aparece en esta cinta al comienzo de la grabación, dándoles a los músicos un inspirador discurso.
En la versión norteamericana los grandes impulsores musicales fueron Lionel Richie y Michael Jackson, que compusieron la canción “We Are The World”, cuyo arreglo lo hizo Quincy Jones, quien produjo además la grabación, junto a Humberto Gatica, el gran ingeniero de sonido chileno; y Ken Kragen. La lista de los músicos participantes es tan impresionante que cuesta no nombrarlos a todos. Los más notorios, aparte de los citados, fueron Harry Belafonte, Cyndi Lauper, Bruce Springsteen, Dionne Warwick, Kenny Rogers, Ray Charles, Bob Dylan, Billy Joel, Willie Nelson, Diana Ross, Paul Simon, Tina Turner, Steve Perry y Stevie Wonder, entre otros.
En el ingreso de la sala de grabación se colocó un letrero que decía “por favor dejar el ego afuera”; lo que fue cumplido por los músicos presentes, que se entregaron con pasión a esta maravillosa causa, en una jornada inolvidable, que quedó en la historia de la música, asociada a lo mejor de la existencia.
“Nº 24”
Las guerras tienen su propia lógica, sobre todo cuando un país invade al otro; transformándose la libertad en un valor inapreciable, lo que hace que los más valientes se organicen en los fundamentales movimientos de resistencia.
Esto es lo que retrata con gran acierto “Nº 24” (2024), cinta dirigida por el cineasta noruego John Andreas Andersen; basada en el libro homónimo de Peter Ringen Johannessen y Arfinn Moland, y que narra la actividad de la resistencia de los habitantes de Oslo, frente a la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Andersen, de 53 años, había codirigido anteriormente dos largometrajes: “Uno” (2004) y “Capitán Sabeltann” (2014); y otros dos en solitario: “Gran Terremoto 9 Grados” (2018) y “Maremoto” (2021), que lo posicionaban como un director que maneja bien el suspenso y la acción. Con “Nº 24” realiza un trabajo más personal, en el cual enfrenta un tema que aún da que hablar en su país, ochenta años después.
El protagonista es Gunnar Sonsteby (Erik Hivju lo interpreta viejo y Sjur Vatne Brean en su juventud), el jefe de la resistencia de Oslo; el cual se entregó absolutamente a esta misión, con rigurosidad, planificación y desprendimiento; lo que lo llevan al éxito en cada una de las operaciones que dirigió y a librarse una y otra vez de la detención, tanto de la policía colaboracionista noruega como de la implacable y metódica Gestapo.
La estructura narrativa de la película se cimienta sobre una reunión masiva que tiene con estudiantes Sonsteby en la actualidad, ya viejo y héroe sobreviviente, en la cual primero les relata las actividades de la resistencia; y en una segunda parte, contestando las preguntas de los jóvenes, en un interesante debate moral, sobre la eliminación del enemigo en una guerra; y no solo de los invasores, sino también de los delatores y colaboracionistas de la propia nacionalidad.
Toda esta discusión valórica y las opciones de Gunnar se entienden mucho mejor en los raccontos a 1945; cuando se muestra en el día a día las fuertes decisiones que se debían tomar, para aportar a la expulsión de los alemanes y la recuperación de la valiosa libertad, pisoteada sin miramientos por los nazis.
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