viernes, 27 de septiembre de 2024
“BABILONIA”
En general, la teoría dice que en una película debe haber un protagonista y cuatro o cinco personajes secundarios. Bueno, hay cintas que se plantean como filmes “corales”, es decir con varios personajes principales, cuyas historias se van entremezclando y que se narran en forma paralela, dándole una gran dinámica tanto al argumento como al montaje de estas tramas.
Un buen ejemplo de este tipo de películas es “Babilonia” (2022), cinta dirigida y escrita por el cineasta estadounidense Damien Chazelle; cuyo objetivo principal es retratar el paso del cine mudo al cine sonoro en el país del norte, entre 1926 y 1932; años “locos” entre ambas guerras, en que se efectuaron fiestas inolvidables, con grandes excesos de sexo, alcohol y drogas, como si la vida se fuera a acabar en cualquier momento.
Chazelle, de 39 años, es uno de los nuevos y prometedores directores norteamericanos, que asume el despliegue visual y de rodaje del cine clásico; pero con innegables aportes en aspectos como el ritmo y la edición de sus películas. Anteriormente había dirigido cuatro largometrajes: “Guy y Madelaine en Park Bench” (2009), “Whiplash” (2014), “La La Land” (2016) y “El Primer Hombre” (2018), que se inscriben en esta línea estilística.
En “Babilonia” los personajes protagónicos son el mexicano Manny Torres (Diego Calva), que lo único que quiere es trabajar en un set cinematográfico; la bella y alocada Nellie LaRoy (Margot Robbie), que sueña con ser una estrella del cine; y el galán del cine mudo Jack Conrad (Brad Pitt), que grafica a la perfección la dificultad que significó para muchos actores y técnicos la transición del silencio al sonido en el cine.
Como buena cinta coral, los personajes secundarios son fundamentales, ya que sus pequeñas historias y roles son vitales para hacer andar el argumento. En este caso están el trompetista negro Sidney Palmer (Jovan Adepo), el amigo íntimo de Conrad, George Munn (Lukas Haas) y la multifacética Lady Fay Zhu (Li Jun Li). Por otro lado, están los productores cinematográficos, soportes financieros y “morales” de un sistema de vida de lujo y derroche, que se vivió en esos años: Irving Thalberg (Max Minguella), Don Wallach (Jeff Garlin) y James McKay (Tobey Maguire), pioneros del cine que sobrevive hasta hoy.
“REBEL RIDGE”
De vez en cuando las entidades públicas corruptas reciben un inesperado remezón, que pone un poco de justicia al sistema y entrega un momento de felicidad al espectador escéptico pero sensible.
Esto ocurre en “Rebel Ridge” (2024), cinta dirigida, escrita, producida y editada por el cineasta estadounidense Jeremy Saulnier; que cuenta la historia de un singular ex marine, Terry Richmond (Aaron Pierre), que debe sufrir la corrupción de la policía del pequeño pueblo ficticio de Shelby Springs, liderada por el Jefe Burnne (Don Johnson); en un enfrentamiento que sacará chispas y que irá en crescendo hasta la resolución final del filme.
Saulnier, de 48 años, dirigió anteriormente cuatro largometrajes: “Fiesta de Asesinato” (2007), “Ruina Azul” (2013), “Sala Verde” (2015) y “Noche de Lobos” (2018); todas ellas cintas de acción y violencia, que indican una marca de estilo en la filmografía de este realizador.
En “Rebel Ridge” insiste en este género, con un acertado guion, en que el conflicto central va escalando paulatinamente hasta llegar a escenas de alta tensión. Terry es un pacífico ciclista que va llegando al pueblo citado, para pagar la fianza de su primo Mike (C.J. LeBlanc), para evitar que lo lleven a la cárcel, donde seguramente no será bien tratado.
Un primer enfrentamiento con un oficial corrupto, que le requisa los 30 mil dólares que portaba, empezará a calentar los ánimos de Richmond, un súper instructor de judo, al cual mejor no molestarlo mucho, porque su cuerpo es una verdadera arma letal. En su apelación legal en el municipio local, tendrá la ayuda de una asistente judicial, Summer McBride (Anna Sophia Robb); cuya persecución por parte de la policía será el detonante para que Terry no solo regrese al pueblo, sino que desate toda su furia y sus capacidades bélicas en contra de la fuerza policial del lugar.
“Rebel Ridge” es una cinta bien armada, con personajes protagónicos bien construidos. Terry lo único que quiere es salvar a su primo y el jefe Burnne es un policía corrupto que lamentablemente arrastra a sus oficiales por el mismo camino, aunque todo tiene un límite.
“TRAMPA EN ALTA MAR”
El mar y sus peligros siempre es buena locación para un thriller de acción, que esté bien construido narrativamente y que dosifique de buena manera el suspenso y la resolución de los conflictos.
Esto lo confirma “Trampa en Alta Mar” (2024), cinta dirigida, escrita y producida por el cineasta estadounidense Phil Volken; que cuenta la dramática historia de dos amigas que sufren un accidente en motos acuáticas en alta mar y que luego son secuestradas por su supuesto salvador.
Volken, de 48 años, había dirigido anteriormente dos largometrajes: la comedia “Garbage” (2012) y el thriller de acción “Extorsión” (2017), ambos desconocidos en Chile.
En “Trampa en Alta Mar” demuestra su oficio tanto en el guion como en el manejo del suspenso. Dos grandes amigas veinteañeras, Kaya (Isabel Gravitt) y Tessa (Genneya Walton), que viven en los cayos de Florida tienen realidades distintas: Tessa vive una vida despreocupada y Kaya, en cambio, debe cuidar a su hermano menor y a su padre, que ha quedado viudo hace poco y está deprimido.
Tessa y su novio Julian (Garrett Wareing) convencen a Kaya de hacer un viaje en motos acuáticas, junto a Xander (Koa Tom), hasta Bahamas; con el cual enganchará de inmediato. El viaje resulta idílico, como es de suponer, con hermosas playas y bellas escenas de buceo.
El problema se produce en el retorno, en el cual chocan por exceso de velocidad y temeridad juvenil. Kaya, Tessa y Xander son rescatados por una lancha pesquera a cargo de Rey (Alexander Wraith); nueva realidad que resulta ser peor aún que la provocada por el accidente; y en la cual se pone a prueba todo el valor y las ganas de vivir de las dos amigas.
Esta parte final del filme, que se desarrolla a bordo del reducido espacio de la embarcación; con estos tres personajes, y a los cuales se suma el siniestro doctor Hunt (Dean Cameron), está muy bien construida, con un alto nivel de tensión, que se resuelve solo en las últimas imágenes de la película.
“NO PUEDO VIVIR SIN TI”
Existe la tendencia a pensar que la comedia es un género fácil y que sólo hay que concentrase en crear situaciones risibles, una tras otra, para lograr la aceptación del público y la crítica. Pero claramente no es así. Una comedia debe tener personajes consistentes y con cierta densidad; y una estructura narrativa que considere una evolución de la trama y los protagonistas. De lo contrario, el espectador sentirá un sabor amargo al finalizar la cinta, como si el tiempo lo hubiera podido ocupar mejor haciendo otra cosa.
Eso ocurre en bastante medida con “No Puedo Vivir sin Ti” (2024), cinta dirigida, escrita y producida por el cineasta español Santiago Requejo; comedia romántica que cuenta la historia del argentino Carlos (Adrián Suar), un alto ejecutivo de un Fondo de Inversiones en Bilbao, País Vasco, que es adicto al teléfono celular; lo que le ha ocasionado importantes problemas familiares, sobre todo con su esposa por veinte años, la médico Adela (Paz Vega); la cual ya no soporta más la situación y quiere el divorcio.
Ante esa inesperada realidad, Carlos decide realizar una singular terapia grupal,
cuya responsable (Eva Santolaria) vivió una dramática experiencia por la misma adicción. Carlos está obsesionado con ser socio de la empresa en que trabaja y la actitud de su jefe (Ramón Barea), de exigirle informes urgentes y reuniones los días sábados, tampoco le ayuda mucho para mejorar la deteriorada relación con Adela y sus hijos adolescentes.
Requejo, de 38 años, había realizado anteriormente seis cortometrajes, entre 2010 y 2023; y solo un largometraje, “Abuelos” (2019), también una comedia.
Pero lamentablemente, “No Puedo Vivir sin Ti” no es una comedia del todo lograda. La reiteración de situaciones aparentemente jocosas, en las que participa siempre Carlos, logran que la cinta se torne monótona y predecible. Por otro lado, a los personajes protagónicos les falta profundidad. El espectador nunca conoce a ciencia cierta la importancia que tiene la familia para Carlos y respecto a Adela, no manifiesta en ningún momento un real amor por su esposo.
La verdad, ambos personajes tienen vaivenes que no se encuentran justificados por las acciones que desarrollan frente a la pantalla, en una comedia romántica que no logra calar hondo en las emociones del espectador.
“PERSUASION”
Adaptar una novela importante al cine no es una tarea fácil y muchas veces el resultado global no está a la altura del antecedente literario del cual ha derivado.
Esto queda más que claro con “Persuasión” (2022), cinta dirigida por la cineasta británica Carrie Cracknell y que está basada en la novela homónima escrita por la gran autora inglesa Jane Austen en 1816, en plena época georgiana. La escritora, perteneciente a la aristocracia rural, retrata con maestría ese mundo conservador y plagado de formalidades, con humor e ironía; lo que mantiene su vigencia literaria hasta la actualidad.
Cracknell, de 44 años, tiene formación en el teatro, como actriz y directora; con experiencia además en teatro filmado para televisión. Anteriormente había dirigido un solo largometraje: “Casa de Muñecas” (2012), basado en la obra teatral de Henrik Ibsen, no estrenado en Chile. Probablemente estos antecedentes explican tanto los aciertos como los defectos de esta nueva versión cinematográfica de “Persuasión” (se recuerda otra de 1995, dirigida por Roger Michell).
La protagonista, Anne Elliot (Dakota Johnson), es la narradora de la historia de su familia; recurso literario bastante utilizado en el cine; pero luego cuando comienza a hablar directamente a la cámara, esta personalización resulta exagerada y es un recurso demasiado televisivo para una adaptación de una obra literaria significativa del siglo XIX.
Este personaje central, por otra parte, es bastante liviano en la cinta, considerando lo crítica que es respecto de su superficial familia y su entorno, en la obra literaria. Con un padre banal, Sir Walter Elliot (Richard Grant); y dos hermanas del mismo estilo, Elizabeth (Yolanda Kettle) y Mary (Mia McKenna-Bruce), no era necesario recargar las tintas en este sentido, tentación de la cual no se puede sustraer el filme, buscando la sonrisa fácil. El personaje femenino más logrado es el de Lady Russell (Nikki Amuka-Bird), que la convenció hace ocho de años de romper con su novio, Wentworth (Cosmo Jarvis) por su falta de posición y futuro; y al cual aún no logra olvidar. La reaparición de éste y la llegada de su primo William (Henry Golding) son los sucesos que activan la tensión dramática de esta historia de amor con una fuerte crítica social.
“LOS EXTRAÑOS”
Europa está viviendo una ola de inmigración de África, que tiene muchos alcances, entre ellos culturales; los cuales se reflejan también en la creación cinematográfica. Y de manera muy interesante, ya que muchos de estos países europeos fueron colonizadores en el llamado continente negro; por lo tanto, en muchos casos, es un retorno, una pasada de cuenta y en algunos casos una suerte de venganza, por la ignominia de entonces y el olvido.
Algo de todo esto tiene “Los Extraños” (2023), cinta dirigida y escrita por el cineasta británico Nathaniel Martello-White; que relata la historia de Neve (Ashley Madekwe), una mujer que niega su sangre negra africana (usa pelucas para no lucir su cabellera motuda) y que se volvió a casar en Inglaterra con un hombre blanco, Ian (Justin Salinger); con el cual tiene dos hijos adolescentes, Sebastian (Samuel Small) y Mary (María Almeida); que desconocen el pasado africano de su esposa y madre.
Martello-White, de 41 años, había realizado antes una carrera como actor y dirigido tres cortometrajes entre 2013 y 2017; para hacer su estreno como director de largometrajes con “Los Extraños”; cinta bien estructurada, en la cual se va develando paulatinamente la verdad, ya que las cosas no son como parecen en un comienzo.
En un principio, Neve sufre de sugestiones, en las cuales ve sujetos que la espían y vigilan, a pesar de que los demás no perciben lo mismo. Luego de la crisis, cuando se presentan sus hijos africanos a una Gala benéfica por Gambia que organizó en su casa, Abigail (Bukky Bakray) y Marvin (Jorden Myrie); recién la narración vuelve cinco días atrás y el espectador conoce la otra versión de los hechos. Esta considera la relación que todos estos días han establecido Abigail y Marvin con sus medios hermanos, a escondidas de su madre, que rechaza toda posibilidad de negritud en su vida.
La parte final de la cinta, en la cual se alcanza el clímax dramático de la misma, incluye el intento de Neve de neutralizar la aparición de sus hijos y su pasado en su actual vida; pero principalmente la inesperada aparición de Abigail y Marvin a la casa de Ian mientras la familia duerme, para “celebrar” el cumpleaños de Ab, en una secuencia de incomoda violencia psicológica.
martes, 13 de agosto de 2024
“MON LAFERTE, TE AMO”
Un importante mérito de un documental sobre un personaje conocido internacionalmente es que dicha cinta lo muestre como persona, en su humanidad, y no como celebridad inalcanzable y extraordinaria.
Esto queda patente en “Mon Laferte, Te Amo” (2024), largometraje documental dirigido por las cineastas chilenas Camila Grandi y Joanna Reposi. Esta última, además, escribió el guion del filme; el cual es un retrato íntimo de la compositora y solista chileno-mexicana; en el cual Laferte relata su propia existencia, tanto su vida pasada en la población Gómez Carreño en Viña del Mar, como su vida en México, donde lleva viviendo diecisiete años.
Grandi, de 29 años, es comunicadora audiovisual con mención en cine de la UNIACC y éste es su primer largometraje. Antes había dirigido diversos y premiados videoclips, entre ellos varios de la propia Laferte y un concierto Tiny Desk (2022) de la misma cantante. Reposi, de 53 años, es periodista y master en televisión documental de la Universidad de Londres. Antes había dirigido los cortos documentales “Devolver” (2007), “Oro Chilote” (2015) y “Matriz” (2016) y los largos documentales “Locos del Alma” (2003) y “Lemebel” (2019), éste último de gran nivel.
En “Mon Laferte, Te Amo”, la propia música va narrando su vida pasada; con confesiones de gran impacto; pero que se siente que las ha asimilado: la ausencia de su padre, un padrastro alcohólico y abusador; la pobreza que sufrieron con su madre y su hermana; la vida que tuvo con un hombre mucho mayor, que la hacía cantar en bares y en la calle; para finalmente llegar a la televisión, al programa Rojo Fama Contrafama, en 2003, donde estuvo cuatro años, antes de decidir cambiar radicalmente su vida e irse a México, a la aventura. Allí, su etapa haciendo cover en Veracruz y tratando de dar a conocer sus propias canciones, hasta que logró la fama, con una gran cantidad de premios y éxitos. En forma paralela, hay una narración actual, desde 2021, con una gran gira por Estados Unidos, con su embarazo a cuestas; y luego, al año siguiente, con su pequeño hijo Joel a cuestas, y su matrimonio a fines de 2022. Llama la atención la sencillez con que se muestra Laferte, que, a sus 41 años, no realiza declaraciones estéticas o políticas rimbombantes; y que se siente que ha logrado tranquilidad en su vida finalmente.
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