martes, 10 de julio de 2018

“12 HORAS PARA SOBREVIVIR: EL INICIO”

Hay cintas en las cuales se mezclan los intereses económicos de los productores, a través de temas vendedores; con las preocupaciones sociales y políticas de sus creadores, produciéndose una simbiosis de resultados impredecibles y a veces extraños.

Esto ocurre con “12 Horas para Sobrevivir: El Inicio” (2018), dirigida por el cineasta estadounidense Gerard Mc Murray y que es la cuarta entrega, como precuela, de una franquicia creada por James de Mónaco, que dirigió los tres primeros filmes y que en éste oficia de guionista y productor. Las tres primeras películas de la saga fueron “La Purga: La Noche de las Bestias” (2013), “Anarquía: La Noche de las Bestias” (2014) y “Elección: La Noche de las Bestias” (2016).

Por su parte, Mc Murray había dirigido anteriormente sólo un largometraje: “Código de Silencio” (2017), realizando en este estreno un buen trabajo para mezclar en buenas dosis el terror y la crítica social. Esto ocurre porque ficticiamente llega al poder en el país del norte, un nuevo partido político de extrema derecha llamado los “Nuevos Padres Fundadores de América”, que someten al distrito de Staten Island en Nueva York a un experimento, en el cual, por 12 horas, no hay ley y los ciudadanos pueden desatar la violencia como quieran, incluso matando, en lo que las autoridades llaman una “purga” de liberación de rabia.

A cargo de la operación está Arlo Sabian (Patch Darragh) y la Dra. Updale (Marisa Tomei), una pareja con intereses totalmente diferentes. Por otro lado, en un sector de edificios sociales los protagonistas son el mafioso Dmitri (I’lan Noel) y su banda, su ex novia Nya (Lex Scott Davis) y su hermano Isaiah (Joivan Wade); sus amigas Dolores (Mugga), Luisa (Luna Vélez) y su hija Selina (Kristen Solís) y el distorsionado Skeletor (Rotimi Paul), cuyo rostro abre la cinta y es una clara señal de lo que espera al espectador más adelante.

La furia desatada, y sin restricciones, es un elemento que atrae al público, que abarrota las salas para ver esta cinta, simplemente por un tema de adrenalina; pero que también tiene una solapada crítica política, ya que el sector elegido para la purga es un barrio pobre de negros y latinos, que son una carga pesada para la previsión social del Gobierno, y que sin embargo superan distintos estados de conciencia en esta terrorífica noche.

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